Vendedora de empanadas recibió ¢200.000 por casarse con foráneo investigado por lavado

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Hace cinco años, mientras Yesenia Valerio Vargas vendía empanadas fuera de la sede de Migración y Extranjería, en La Uruca, aceptó el negocio que le propuso un abogado: casarse por dinero con un foráneo que no conocía.

Una vez que firmó un documento dentro de un microbús, recibió ¢200.000 en efectivo, con la promesa de que tras el paso de dos años, esa unión sería disuelta.

“En esa ocasión fui contactada por un abogado que me propuso un negocio; como no me iba muy bien con la venta de empanadas, acepté por conveniencia. Nada más puse mi firma y nunca pensé en lo que pasaría luego”, aseguró ayer Valerio.

La mujer, quien en la actualidad convive en unión libre con su pareja en San Rafael Abajo de Desamparados, comentó que nunca conoció a Arthur Budovsky Belanchuk, de 39 años, con quien aparece casada en el papel. Esa unión se realizó el 3 de junio del 2008.

Pese a que creía que ya estaba divorciada, se enteró de que no es así, por lo que teme verse involucrada en algún problema con la justicia, ya que nunca los ha tenido.

“El acuerdo era que a los dos años me divorciaría de él. Me hicieron firmar un documento que, al parecer, nunca metieron al Registro Civil. Nunca conocí al gringo, no sé ni qué tipo de persona es ni a qué se dedica. Ni por una fotocopia lo conozco”, dijo Valerio.

Por necesidad. Hoy ama de casa, Valerio reiteró que decidió casarse porque necesitaba dinero ya que sus tres hijas estaban pequeñas.

Meses atrás, al corroborar que seguía casada con Budovsky, buscó al padre de este en Sabana Sur, pero al parecer estaba fuera del país.

Su primer matrimonio fue con un ciudadano oriental, al que catalogó como una amistad, a quien le hizo ese favor para que este obtuviera su naturalización. Fue enfática al sostener que en esa ocasión no obtuvo beneficios económicos.

Naturalizado tico. Rodrigo Fallas Vargas, oficial mayor civil del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), confirmó que el 3 de junio del 2008 se celebró en San José de Alajuela el matrimonio civil entre Budovsky y Valerio.

En el momento del matrimonio, el extranjero, quien mantenía la ciudadanía estadounidense, aseguró que era comerciante, según resoluciones que tenía en su poder.

El funcionario agregó que no se ha encontrado ningún problema o irregularidad con los documentos, como lo establece el Código de Familia. Además, fue firmado por un notario público que está a derecho.

También se presentaron los dos testigos que exige la ley y quedó registrado con sus respectivas citas y se empleó el papel de seguridad.

“Nosotros estamos limitados por la facultad que tiene el notario público , dada la condición de fedatario público, por lo que, en caso de un matrimonio, lo que tenemos a la vista es el primer testimonio donde se asentó la celebración del matrimonio y se procede a calificar”, comentó Fallas.

Tras el matrimonio, Budovsky presentó el 10 de agosto del 2010 ante la sección de opciones y naturalizaciones del departamento civil del TSE, la solicitud formal de naturalización, la que fue firmada por el extranjero. Solo se le previno que debía presentar las entradas y salidas del país.

Una vez que el Registro Civil confirmó que el ucraniano contrajo matrimonio con la costarricense y corroboró la permanencia de dos años de este en Costa Rica, consideró que se le podía aprobar la naturalización, de acuerdo con una resolución del 30 de noviembre del 2010.

Por tal motivo, el 8 de diciembre del 2010 se le entregó la carta de naturalización, por lo que ese día firmó un acta que le generó un número de cédula costarricense, que se diferencia solo por un número ocho con el que se inicia.

Este documento de identidad se le asignó por un periodo de 10 años. En el caso de los naturalizados que quieran votar, lo deben hacer con una anterioridad de un año, como está establecido.