Ya pasó un mes del trágico accidente en Coronado de Osa, en la Costanera Sur, cuando el 13 de abril fallecieron Dania Guadamuz Umaña (de 17 años), su hijo Santiago Guadamuz Umaña (de un año), Katherine Matarrita Matarrita (de 18) y su abuela, Amparo Matarrita Matarrita, de 58 años.
Todos viajaban en un automóvil junto a Juan Carlos Guadamuz Fonseca, el conductor. Su esposa, María Umaña Bermúdez, y el nieto de ambos, Cristofer Guadamuz Umaña, quienes también viajaban en el vehículo, sobrevivieron a la tragedia.
Grupo Nación conversó con Juan Carlos en su casa de habitación, ubicada en playa Hermosa de Osa, sobre la Costanera. Ahí, en su modesta vivienda, relató todo el viaje de aquel día, que inició a las 6 a. m.
Según comentó, salieron de esa casa él, su esposa, su nieto Cristofer, Dania y su hijo Santiago. Juan Carlos iba a una cita al Hospital Thomas Casas de Osa, su esposa María y su nieto Cristofer se dirigían a una cita a Ciudad Neilly. Dania, por su parte, iba con su pequeño Santiago a resolver unos asuntos personales en Palmar Norte.
Todos llegaron hasta Palmar Norte, donde María, junto con Cristofer, tomó el autobús a Ciudad Neilly.
Dania se quedó en Palmar y Juan Carlos regresó a Ciudad Cortés, al hospital. En este lugar se encontró a Amparo y Katherine, quienes vivían en Uvita. Ellas le pidieron el favor de llevarlas a Ciudad Cortés, a realizar algunas diligencias. Él accedió.
Las horas pasaron y llegó la tarde. Recogió a su hija Dania y al pequeño Santiago y esperó a María y a Cristofer, quien llegó a Ciudad Neilly a eso de las 5:20 p. m., en autobús.
Ya de nuevo todos juntos, tanto la familia como las amigas, Katherine y Amparo -ellas eran amigas de Dania- emprendieron el regreso a casa.
Habían transcurrido unos diez minutos cuando se toparon con la muerte.
“En una recta vi que de frente, a unos cuantos metros, venían dos furgones y en medio de ellos venía un pickup. De pronto, el pickup se tiró a rayar y por más que el chofer intentó terminar la maniobra, no lo logró. Lo vi como a unos ocho metros metido en mi carril. Pensé que chocaríamos de frente, por lo que en fracción de segundos pensé en tirarme fuera de la carretera. Cuando pisé un poco el freno, el carro derrapó y se fue al otro carril, en donde venía el otro furgón. Antes del impacto perdí el conocimiento”, cuenta Juan Carlos.
Según narró, cuando logró recuperar el conocimiento, estaba sentado en lo que quedó de la cabina del carro.
“Vi a mi esposa, que viajaba a mi lado. Pensé que estaba muerta. Estaba inconsciente. Me solté el cinturón, bajé del carro y me encontré con los dos niños tirados; pensé que estaban muertos. Seguí caminando y me encontré con el cuerpo de Katherine y Amparo, que estaban muertas. Me aumentó la desesperación porque no encontraba a mi hija Dania. Después, levanté la mirada y observé que al otro lado de una cerca estaba ella. Me acerqué y me di cuenta de que estaba muerta. Cuando me acerqué a su cuerpo, levanté la mirada hacia el cielo y observé dos luces parpadear. Entonces entendí lo que había soñado dos días antes”, afirma, muy afectado, Guadamuz.
Continuó: “como pude, regresé y vi moverse a los chiquitos; los agarré uno en cada brazo e intenté llevarlos a la carretera. Un señor me los quitó. Regresé al carro y escuché a María quejarse. Como pudimos, la sacamos y en carros particulares nos trasladamos al Hospital Thomas Casas. Yo sabía que Amparo, Katherine y mi hija Dania estaban muertas. Después, en el hospital, falleció Santiago”.
El Sueño.
Juan Carlos narró que dos días antes había tenido un extraño sueño en el que vio acostada a su hija y la rodeaban muchas personas de la iglesia.
“Yo pregunté por ella y escuché una voz que me dijo que ella está preparada para irse con Dios. Pregunté también por mí y escuché una voz que me dijo: usted no; se queda aquí”, explicó.
Guadamuz dijo que él, en varias ocasiones antes del viaje, intentó contar el sueño, pero no pudo.
“Ahora, aunque la extraño mucho, sé que mi hija está en un lugar en donde pronto me reuniré con ella”, concluyó.