Voz de criminales los delata ante nuevas pericias de Policía

Plataforma tuvo un costo $350.000 y detecta alteraciones en grabaciones

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La voz de los delincuentes se puede convertir en su propia enemiga. Si los criminales se cuidan de no dejar huellas en la escena, una grabación de pocos segundos también los puede delatar ante la Policía.

La Unidad de Acústica Forense del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), incorporó en marzo un programa español llamado Batvox, que puede reconocer voces y detectar si hubo manipulación en los audios.

Ese sistema, que le costó al Poder Judicial cerca de $350.000 (¢189,6 millones), utiliza tecnología biométrica y ha ayudado en grandes casos en otros países, como el del ministro francés Jérôme Cahuzac, quien fue descubierto por evadir impuestos , en el 2013.

Basta con que el ofendido interponga la denuncia y solicite que analicen el audio, para que el único perito de la sección de Acústica comience a trabajar en el reconocimiento de voz.

Eso sí, para poder pedirlo, el ofendido deberá tener, como mínimo, un sospechoso, quien deberá aceptar grabar su voz para el sistema en una cabina situada en esa unidad, en San Joaquín de Flores, en Heredia.

Hasta el momento, Batvox ha sido utilizado en unos diez casos de narco y amenazas, de los cuales no se dan detalles porque no han terminado su proceso judicial.

El perito, cuya identidad se protegerá por temor a represalias, aseguró que también ayuda en casos de secuestros.

De nada servirá fingir. Cuando el Ministerio Público o la defensa solicitan que la sección analice el audio, lo primero que hace el funcionario es evaluar la idoneidad de la grabación para saber si tiene la calidad mínima necesaria.

Lo segundo es pedir un patrón de comparación, ya que, sin esto, no podrían analizarlo. “Pueden aportar otra grabación, en la que tengan identificado quién es el que habla para saber si se trata de la misma persona, o pueden darnos el nombre del que sospechan que habla en el audio”, explicó el experto.

En caso de que aporten el nombre de un sospechoso, la Unidad le pide someterse a una prueba de voz; si se niega, no se puede obligar y el análisis concluiría ahí.

Si acepta, debe ir hasta el Complejo de Ciencias Forenses, en San Joaquín de Flores, Heredia, donde se le aplicarán pruebas de lectura, conversacionales y espontáneas frente a un micrófono en una cabina.

Todo lo que ahí hable quedará grabado y usado para ese fin.

La grabación puede durar desde 10 minutos hasta una o dos horas, si el perito no está seguro o conforme con la prueba. “Si uno siente que está fingiendo, en algún momento se cansará de hacerlo y con solo 30 segundos de tener lo que creo que es la voz de él, estoy bien”, dijo el funcionario.

De todas formas, agregó, aunque el sospechoso simule otra voz, no logrará engañar al sistema, porque el análisis que hace es tanto fonético como biométrico.

El sistema toma un modelo de cómo se produce la voz: desde los pulmones que emiten el aire hasta su paso por el tracto vocal (cavidad oral, nasal, faringe y laringe), donde se genera una vibración que produce los sonidos que salen de nuestra boca, detalló.

Desde que se toma la muestra de voz del sospechoso, el perito puede tardar una hora y media en obtener los resultados.

¿Cómo funciona? Batvox ya tiene un banco de voces para poder distinguir de qué zona proviene la persona investigada.

El sistema lo tiene dividido en cinco zonas: la norte, Valle Central, la sur, Pacífico central y la atlántica. Y, en cada región, el programa tiene un mínimo de 35 hombres y 35 mujeres.

“Tenemos la voz desconocida y la de los sospechosos que coincidieron demográfica y geográficamente. Luego, el programa hace la comparación mediante el análisis anatómico y eso nos va a dar un rango de probabilidades. Eso lo aportamos sin emitir criterio, porque la idea es aportar objetividad”, explicó el perito.