Quemas de Judas en Guararí, Pavas y Alajuela estarán bajo la lupa de la Policía

Oficiales alistan operativos para evitar disturbios

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La tradicional quema de Judas será vigilada de cerca por la Fuerza Pública, en Pavas, San José; Guararí, Heredia y el Infiernillo en Alajuela, donde en años anteriores han sido comunes los disturbios y actos delictivos.

El Ministerio de Seguridad informó que aunque en los últimos dos años la actividad se ha desarrollado con "relativo" orden y calma, ya tienen listos los operativos para atender estas actividades en distintos puntos del país

Carlos Hidalgo, vocero de ese ministerio, informó que en el año 2013 se detuvo a 54 personas en Pavas y Guararí, en donde los operativos para atender los zafarranchos representaron un costo de ¢35 millones.

Ese monto incluía no solo el despliegue policial sino la utiización de gases y movilización de patrullas para el traslado de los detenidos.

Fuerza Pública detuvo a ocho personas por disturbios en quema de Judas

En el 2014, la Fuerza Pública solo reportó la detención de ocho sujetos, la mayoría por disturbios y tenencia de drogas y el año pasado hubo cinco personas detenidas durante estas actividades y los costos se redujeron a entre ¢6 y ¢7 millones cada año.

Según los datos de Segurdad Pública, el año pasado se decomisaron 22 muñecos de Judas en Alajuela y 20 más en diversos puntos de Heredia.

La tradición de la quema de Judas se remonta a varios siglos atrás y formaba parte de uno de los actos más representativos de la Semana Santa.

Sin embargo, en décadas recientes la actividad empezó a ser aprovechada por el vandalismo para crear caos o cometer delitos, valiéndose de las conglomeraciones y las características propias de la actividad –que incluye fuego y pólvora– para quemar el muñeco que representa al discípulo que traicionó a Jesús.

LEA: El barrio que desterró la quema de Judas

En otras comunidades, donde estos actos también se habían vuelto comunes, la intervención de las autoridades y los mismos vecinos, convirtieron la quema en una especie de actividad cultural. Así se vive actualmente en el Bajo los Molinos, en San Rafael de Heredia, que hasta el 2013 era catalogado como el lugar más conflictivo durante estas fechas.