San Carlos. Un peón agrícola amarró a una silla a su mujer y a un hijo de ocho meses, y después intentó prenderles fuego rociándolos con canfín, pero el combustible no alzó llama.
La tentativa de homicidio, que se produjo el viernes a las 11 p. m., la frustraron vecinos de San Isidro de Pocosol de San Carlos, quienes al escuchar los gritos de la mujer y el llanto del niño, acudieron en su ayuda.
El agresor, un nicaragüense de apellido Serrano, de 30 años, escapó del lugar, y se presume que se dirigió hacia la frontera con Nicaragua, la cual se encuentra a muy corta distancia.
Oficiales de la Fuerza Pública y del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Los Chiles de inmediato empezaron la búsqueda del hombre.
La mujer y el niño fueron llevados a un centro médico. Luego, el Ministerio Público los puso bajo custodia del programa de víctimas y testigos.
El informe policial detalló que Serrano se encontraba bajos los efectos del licor y, en primera instancia, discutió con su compañera, una costarricense de apellido Alemán, de 23 años.
La mujer contó a las autoridades que el hombre le propinó varios puñetazos. Ella presentaba moretones en los ojos, así como evidencias de que fue víctima de un ataque sexual.
El sujeto también había rociado canfín en la ropa de la compañera sentimental y del niño, prendas que sí logró quemar.
Reacción vecinal. Este violento hecho, fue aprovechado por vecinos del lugar para quejarse del Ministerio de Seguridad, pues alegaron que los policías tardaron más de una hora en llegar al sitio del suceso. Esta misma preocupación fue externada por pobladores de comunidades como Jocote, La Guaria y Cuatro Esquinas de Pocosol.
Los oficiales debieron trasladarse desde Coopevega hasta San Isidro de Pocosol, a unos 35 kilómetros de distancia, por una calle de lastre.
Los pobladores alegan que los puestos policiales más cercanos llevan poco más de un año de estar cerrados. Lo anterior porque Seguridad Pública afirma que es más efectivo tener a los oficiales en recorridos que mantenerlos metidos en una delegación.
Eduardo Gutiérrez, un vecino de Jocote, admitió que la Policía de Fronteras recorre la zona, pero de forma esporádica, y que en la región lo que se necesita son patrullajes más seguidos.
Por su parte, Wálter Arce, vecino de Moravia de Cutris, dijo que la apertura de la trocha fronteriza incrementa la presencia de desconocidos y propicia un ambiente de inseguridad.