Criminalidad organizada detrás de fiestas donde menores se exponen a consumo de drogas y licor

Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD) afirma que se organizan hasta cuatro por semana; Casa deshabitada en Rohrmoser albergó fiesta con 163 menores, la más grande que ha trascendido

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Las frecuentes fiestas estudiantiles donde se exponen a menores de edad al consumo de licor y drogas son obra de una “criminalidad organizada”.

Esa es la advertencia que hizo el director del Instituto Costarricense sobre Drogas (ICD), Guillermo Araya, según el cual, las actividades se intensifican desde abril, unos dos meses después de iniciado el curso lectivo.

Cada semana, dijo, se enteran de al menos cuatro de estas megafiestas en distintos puntos del país. El ICD le da seguimiento a estos casos por tener a su cargo la labor de prevención del consumo de drogas.

“Estamos notando una criminalidad organizada en una escala un poco más baja, pero existe dolo y premeditación al organizar toda la logística para ofrecer alcohol y comidas baratas. Muchas veces el licor no cumple con el pago de los impuestos y no se sabe si el contenido es el mismo que comercialmente se vende, ya que no pasa por los controles estatales”, afirmó Araya.

La situación potencia el riesgo de una intoxicación al combinar licor con drogas, lo que puede afectar la salud y la integridad de los jóvenes, como ha sucedido en otras actividades recientes.

Precisamente, este fin de semana, la Fuerza Pública intervino en una fiesta que se realizaba en una vivienda
ubicada en Rohrmoser, San José, que reunió a 163 jóvenes, una de las más numerosas que hayan detectado las autoridades.

La mayoría de los muchachos presentes tenían entre 12 y 17 años, personas que legalmente no pueden adquirir licor ni cigarrillos.

Ellos fueron entregados a sus padres entre la noche de sábado y madrugada de domingo, según informó este lunes el Patronato Nacional de la Infancia (PANI).

Catorce de los jóvenes estuvieron hasta las 4:30 a. m. en el sitio a espera de sus encargados.

“El ICD no se opone a que los jóvenes se congreguen a socializar, compartir y divertirse, pero que lo hagan en espacios adecuados, sin poner en riesgo su seguridad y su salud ni en sitios donde fácilmente sean reclutados por organizaciones criminales para la venta o el consumo de drogas ”, manifestó Guillermo Araya.

Redes sociales

Lo más frecuente es que las agrupaciones convoquen a los muchachos mediante Facebook, pero como ahora también la Policía monitorea, comenzaron a cambiar el canal de comunicación. De esta forma, ahora usan otra red social: WhatsApp.

Cuando las autoridades logran filtrar la información a tiempo, acuden al centro educativo y a los padres de familia, posteriormente al dueño del recinto donde se planea la fiesta para hacerle la advertencia.

Si no hay tiempo de reacción, se intercepta el transporte de los jóvenes a la fiesta o se ingresa al sitio donde se desarrolla.

En la fiesta del sábado en Rohrmoser, varios ciudadanos alertaron al Sistema de Emergencias 9-1-1 porque había vehículos que obstaculizaban el paso por la vía pública. Además el escándalo y el olor a drogas también molestaron a muchos lugareños que viven cerca de la casa, ubicada a 350 metros de la Nunciatura.

Padres sorprendidos

La actividad se desarrollaba en una vivienda deshabitada, que al parecer se alquila para ese tipo de eventos. En ese momento estaba abierta y llena de jóvenes, confirmó Larson Alemán, subjefe regional de la Fuerza Pública de San José.

Cuando llegaron las autoridades, observaron a un muchacho tirado en el piso, lo que los facultó a ingresar para velar por su seguridad. Una vez dentro, pidieron la cédula a los presentes, pero como la mayoría eran menores y se encontró droga, se activó el protocolo.

Se determinó además que no había permisos del Ministerio de Salud, ni de la Municipalidad de San José, ni de la Fuerza Pública, autorizaciones necesarias para eventos masivos.

Como había sustancias ilícitas como licor y drogas en presencia de menores, se pidieron refuerzos policiales. Durante casi cuatro hora, las autoridades levantaron actas con personal del PANI, para la entrega de los menores a sus padres.

“La mayoría de padres guardaba silencio, otros decían desconocer la actividad a la que iban sus hijos y otros se molestaban con la actuación de la Policía, diciendo que ellos les habían dado permiso y que este era un país de Derecho”, relató Alemán.

Unos 30 policías participaron en la operación, entre ellos oficiales de los Linces (motorizados especiales) y del Grupo de Apoyo Operacional.

Intentaron botar droga

Parte de la droga fue hallada en la cocina donde trataron de deshacerse de ella por las tuberías. Además, dos muchachos se tiraron por el muro de atrás con algunos paquetes, que se presuntamente contenían dorga.

En una sala también se hallaron tres puntas de cocaína y en un cuarto, donde había un camarote, la Policía encontró marihuana y más cocaína.

Alemán explicó que nunca habían visto una cantidad tan grande de jóvenes en un recinto tan pequeño, pues normalmente esas actividades las hacen en fincas con más espacio.

Recordó que en otras fiestas de este tipo han tenido casos de violaciones, extorsiones, asaltos, hurtos y otros delitos, por lo que llamó a los padres a velar por la seguridad de sus hijos.

La Fiscalía informó de que hasta la tarde de este lunes no habían recibido el informe policial, por lo que aún no existe alguna causa contra quienes se identificaron como los organizadores de la fiesta en Rohrmoser.

En ese sentido Larson Alemán dijo que están por presentar el informe donde mencionan a los responsables para seguir con la investigación en el Ministerio Público.

Para Guillermo Araya, del ICD, fue una convocatoria muy grande para tratarse de una casa, sin prever aspectos básicos como el hecho de contar solo con dos o tres baños y no se midió el tema del ruido o el riesgo de que surgiera una riña entre bandas con tantas personas.

En la década pasada esas fiestas eran a fin de año, años después se organizaron serenatas en las que los cuartos años despedían a los quintos, pero ahora las fiestas tienen un matiz diferente y son convocadas por redes sociales en todo el país.

“El problema es que lucran con la salud y la seguridad de los jóvenes, por lo que hay un beneficio económico. Por eso buscan vender licor, la entrada a la fiesta y la comida, pero cuando las autoridades entran ven niños intoxicados y los últimos en darse cuenta de que están ahí son los padres de familia”, aseveró el director del ICD.

En algunos casos el licor que se vende en esos sitios está adulterado o es de contrabando, por lo que ha entrado sin pagar los impuestos.

Posibles delitos y contravenciones

-Venta de marihuana, cocaína y crack

-Falta de permisos sanitarios

-Carencia de permiso de la Fuerza Pública para actividades masivas

-Falta de permiso municipal

-Venta de licor clandestino

-Evasión de impuestos

-Contaminación sónica

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