Columnas de gases sobre volcanes Arenal y Rincón de la Vieja no implican riesgo de erupción

Condiciones despejadas dejan ver plumas superiores a los 500 metros a partir del cráter

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Varias columnas de gases que se observan sobre los volcanes Arenal y Rincón de la Vieja son parte de la actividad cotidiana de esas cumbres y no implican un riesgo.

Así lo afirmó el vulcanólogo Javier Pacheco, del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), al confirmar que el equipo de monitoreo científico no revela cambios importantes en la actividad de esos volcanes.

“Lo que ocurre en el Arenal es que todos los años, cuando se despeja el cono, se observa la pluma que se levanta. Eso se debe a la evaporación de agua llovida que entra en contacto con rocas calientes", dijo.

Las rocas formadas por la lava que llegó a la superficie de ese volcán en la erupción de julio de 1968 y que por más de una década generaron incandescencia en ese coloso, tardan muchos años en enfriarse.

“Esa lava en la profundidad todavía está caliente. Cuando entra el agua de lluvia y llega hasta ese material se produce esa pluma de vapor”, dijo Pacheco.

Aclaró que ese volcán, situado en La Fortuna de San Carlos y cuyo cráter está a 1.670 metros sobre el nivel del mar, está dormido y no presenta ningún signo anormal.

A la gente le llama la atención ver una pluma que, al no ser perturbada por el viento, alcanza una altura considerable.

Gases magmáticos

En cuanto al volcán Rincón de la Vieja, cuyo cráter está a 1.916 metros sobre el nivel del mar, Pacheco sostuvo que la situación es diferente, pues la columna está formada por gases magmáticos, ya que se trata de un volcán activo.

El mes pasado ese volcán, que está entre Liberia y Upala, hizo una erupción freática que lanzó fuera del lago gran cantidad de material ácido y sedimentos que bajaron por los ríos y quebradas de Upala y motivaron una alerta verde en los distritos de Aguas Claras y Dos Ríos.

Como el lago cratérico bajó su nivel, las fumarolas que antes estaban bajo el agua ahora lanzan directo a la atmósfera los gases. Cuando no hay viento fuerte, la pluma se levanta a más de 500 metros de altura.

Desde el 2011 ese volcán está más activo y esas fumarolas emanan de forma continua gases volcánicos. Lo que pasa es que la cumbre pasa mayoritariamente nublada y se dificulta su observación.

Los tremores, que son pequeños sismos asociados a la actividad interna del volcán, aparecen y desaparecen, se fragmentan, se tornan continuos y son naturales en volcanes con lagos cratéricos, explicó el científico.

“Cuando la desgasificación es mayor, más fuertes son los tremores y cuando baja la desgasificación, son más leves”, sostuvo.

Los instrumentos de medición de tremores ayudan a determinar la actividad del volcán cuando la nubosidad impide verlos en las cámaras o cuando es de noche, pues trabajan con sensores del sonido interno y movimientos sísmicos en pequeña escala.