El cierre de las visitas a centros penitenciarios, debido a la emergencia sanitaria del nuevo coronavirus, hace que los privados de libertad y quienes los suelen abastecer de drogas desde el exterior busquen la forma de hacérselas llegar.
El subdirector de la Policía Penitenciaria, Nils Ching, comentó que en varias requisas realizadas este jueves encontraron 51 gramos de picadura de marihuana ocultas en una bandeja de un pollo asado que iba dirigido a un privado de libertad del Centro de Atención Institucional (CAI) Nelson Mandela, antes conocido como La Marina, en San Carlos.
Por otro lado, la seguridad del CAI de San Sebastián, San José, logró dar con marihuana oculta en envoltorios de aluminio dentro de grandes trozos de mondongo.
Por su parte, los oficiales del CAI Carlos Luis Fallas, en Pococí, Limón, encontraron 58 gramos de picadura de marihuana introducidas en baterías para radio.
Según un comunicado del Ministerio de Justicia, introducir drogas en un centro penal es un delito, por lo que las personas que llevaban las encomiendas fueron remitidas al Ministerio Público; sin embargo, muchas veces es difícil probar la culpabilidad de estas personas, pues afirman que solo movilizan un producto que otros alistaron.
“La experiencia, el compromiso, la acuciosidad y la pericia están presentes en cada una de estas acciones que lleva a cabo la Policía para evitar que los productos alimenticios vengan acompañados de productos ilícitos en los centros penales”, recalcó Nils Ching.
El Ministerio de Justicia informó también de que en las recientes revisiones de los espacios penitenciarios hallaron armas hechizas y aparatos electrónicos en las celdas.
En el CAI Jorge Arturo Montero (La Reforma) se decomisaron 12 platinas, 17 punzones, 2 cables USB y 2 manos libres.
La Policía Penitenciaria redoblará esfuerzos para que las drogas, celulares y otros no lleguen a manos de la población privada de libertad.