3 hermanos y amigos sufren secuestro ‘virtual’ en México

Grupo iría cuatro días a pasear, pero tuvo que regresar al día siguiente

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Un grupo de tres hermanos y tres amigos costarricenses fueron víctimas de un secuestro “virtual” durante un día en México D. F.

Se trata de dos mujeres y tres hombres, de entre 23 y 33 años, quienes llegaron a ese país en un viaje de vacaciones el pasado viernes 14 de marzo.

La joven de 23 años, cuya identidad se reserva por seguridad, accedió a conversar con La Nación sobre el amargo episodio que les truncó el paseo.

Según contó, su historia es similar a la de una pareja de médicos costarricenses que sufrieron un secuestro “virtual” durante dos días, apenas llegaron, el 31 de marzo anterior, a San José del Cabo, en Baja California Sur, México, para vacacionar en un hotel todo incluido.

El caso del grupo de familiares y amigos ocurrió cuando recibieron una llamada, el sábado 15 de marzo, en la mañana, en una de las tres habitaciones que habían rentado en un hotel capitalino.

Ellos sospechan que los datos personales del grupo fueron filtrados al grupo criminal por un empleado del hotel o un individuo al que conocieron la noche anterior en una discoteca.

Esa vez, hacia las 10 a. m., un sujeto se identificó como Juan Carlos y dijo que pertenecía al cartel de Los Zetas. El hombre les indicó a cada uno, llamándolos por su nombre, que matarían a dos periodistas hospedados en ese hotel y por esto estaban avisando a cada habitación para que desalojaran el edificio.

“Cuando me hablan por mi nombre, y me dicen que hasta tenían controlada a la Policía, el cerebro se congela y uno actúa por miedo. A mí me pidieron que me fuera de mi habitación y yo comencé a alistar mis maletas”, detalló la joven.

Luego, otro sujeto llamado el Ingeniero le pidió a uno de los ticos que comprara celulares con líneas prepago para todos, con el fin de mantenerse en comunicación con cada uno y tenerlos controlados, explicó la víctima.

Al salir, ninguno avisó a los empleados del hotel sobre la llamada por temor. La joven se fue en taxi con uno de los amigos hacia otro hotel, siguiendo instrucciones por teléfono. El resto también lo hizo así y, al final, el grupo se desintegró sin que ninguno supiera dónde estaba el otro.

Dinero. El sujeto que mantenía comunicación con los tres hermanos y sus amigos hizo varios intentos para sondear si ellos portaban efectivo o tarjetas bancarias.

A la joven de 23 años la convencieron para que transfiriera a un desconocido 1.500 pesos mexicanos (¢63.000); a su hermana la hicieron recargar seis celulares por 6.000 pesos mexicanos (unos ¢252.000). Fuera de eso, ninguno accedió a brindar información de este tipo.

Por otro lado, a la familia de uno de los amigos la llamaron a Costa Rica para avisarles que el hijo estaba secuestrado y les pidieron $25.000 por el rescate, pero no creyeron el timo y avisaron al Organismo de Investigación Judicial (OIJ).

El grupo de hermanos y amigos se dio cuenta de que era evidente que los intentaban estafar, pero, aun así, los sospechosos controlaban a los tres hermanos y sus amigos, haciéndoles creer que cada uno estaba encerrado en una casa de seguridad del cartel, sin ser cierto, y que sus vidas estaban en riesgo. El hermano mayor fue el primero en dudar de lo que esas personas les decían, y dejó de hacer caso a los delincuentes junto con una amiga.

Después lo hizo la otra hermana, de 25 años, y, luego de una llamada que pudieron tener con la hermana menor, la convencieron para que se devolviera al hotel donde estaban hospedados desde el inicio.

Uno de los amigos logró llegar al aeropuerto y hablar con su familia en Costa Rica para decir que estaba bien, mientras que al otro amigo lo enviaron en un taxi a un centro comercial, pero se lanzó del vehículo y tuvo comunicación con el resto del grupo.

“Uno, en esos casos, no sabe qué hacer; uno se vuelve loco. Si esto les pasó a estos doctores y a nosotros, le va a seguir pasando a gente buena. Por eso, queremos contar nuestra historia”, expresó la joven.

Todos lograron verse de nuevo el sábado pasadas las 6 p. m. y decidieron finalizar el viaje y regresarse en un vuelo el domingo.

María Amelia Hidalgo, cónsul general de Costa Rica en México, aseguró que la modalidad del secuestro “virtual” no se da frecuentemente con turistas.

Sin embargo, explicó que en todos los casos coincide que contactan a la víctima por teléfono, se presentan como policías que realizan un operativo y les piden que busquen otro hotel para hospedarse, mientras contactan a sus familiares para pedirles dinero.