Un total de 3.300 oficiales de la Policía Penitenciaria deben compartir “un poco más de 200 chalecos antibalas”, reconoció Pablo Bertozzi, jefe de ese cuerpo policial adscrito al Ministerio de Justicia.
Bertozzi agregó que lo ideal es que cada agente tenga su propio equipo de protección.
“Nunca hubo una preocupación sincera de equipar a los policías de los recursos que requieren. Ahora estamos trabajando con seriedad en ese tema; queremos garantizar la integridad física de policías y del personal técnico”, señaló.
Para el funcionario, hay que recordar “que no trabajamos en un jardín de niños sino con población privada de libertad y, si bien es cierto hay gente que de verdad hace el esfuerzo por cambiar su vida y reinsertarse a la sociedad, hay otras personas que de manera definitiva no quieren eso y son propiciadores de la violencia”.
El jefe policial manifestó que están gestionando la adquisición tanto de chalecos antibalas como antipuntas, con los cuales se espera evitar que los oficiales sufran heridas en el pecho y en la espalda.
Bertozzi afirmó que también trabajan para instalar cámaras en la parte interna de las prisiones con el propósito de “desmitificar la idea de que el policía es el agresor y el preso la víctima.
“Hay escenarios constantes de agresión de la población privada de libertad hacia las autoridades, producto a veces de que esa población se encuentra insatisfecha de sus necesidades”, apuntó Bertozzi.