Rónald Granados García lleva 19 años preso. No quiere decir por cuáles delitos, pero durante el tiempo de reclusión se volvió un estudioso empírico del Derecho y ayuda a otros reos a presentar recursos ante la Sala Constitucional.
Ahora es buscado por otros reos de Máxima Seguridad, en La Reforma, para que interponga recursos ante la Sala Constitucional. No dice si cobra, pero calza unos zapatos “burros”, de marca, como nuevos.
“Como yo conozco mucho de Derecho, casi todo lo he ganado”, dice mientras sostiene en la mano su cuaderno de apuntes.
Torturas, comida en mal estado, falta de visitas de los jueces de ejecución de la pena, son algunas de las causas por las que ha planteado reclamos ante los magistrados.
Granados dice que a él nunca lo han dejado más de media hora en los espacios de aislamiento, porque les recuerda la ley a los oficiales.
“Hay policías humanitarios, que trabajan bien, y otros trabajan con el hígado y quieren demostrar otras cosas”, expresa.
En octubre, Granados presentó un habeas corpus a favor de dos reos: Jarby Alemán y Olivier Herrera porque estuvieron esposados por varias horas y días, en aislamiento.
En una entrevista en la Reforma, un equipo de La Nación lo interrogó sobre el recurso que presentó, y él dijo no recordar con detalle qué les pidió a los magistrados. Según contó, vio que a Alemán lo tuvieron 96 horas esposado y, al parecer, los policías lo golpearon. Como se trataba de un “muchachito analfabeto” –dice–, le ayudó a presentar el recurso.
De hecho, por eso a Alemán lo llevaron a la Medicatura Forense, pero no se pudo determinar si tenía lesiones.
“Yo aprendí Derecho para ayudar a otros. Un buen delincuente para mí no es el que viene a engordarse o a fumar droga. Para mí, tiene que saber un poquito de todo para que se pueda defender”, manifestó.