Reo que se fugó de cárcel vivía de comida de los basureros

Desde que se evadió, simuló ser un indigente más en el centro de Cartago

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Cartago. Un reo que se fugó la madrugada del 30 de abril pasado de la cárcel de Cocorí, en Cartago, subsistía de la comida que encontraba en los basureros.

Durante los siete días que estuvo en fuga, Rafael Humberto Granados Solano, de 36 años, se confundió entre los indigentes que deambulan en el centro de la ciudad de Cartago, con la finalidad de distraer a la Policía.

El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) confirmó ayer que incluso recibieron alertas de vecinos quienes aseguraban que los habían visto “buscando comida” en basureros en los alrededores del mercado.

Precisamente, ayer a las 3 a. m. dos oficiales de la Fuerza Pública que realizaban una ronda de rutina a bordo de la radiopatrulla N.° 1036 en barrio Fátima, observaron a un indigente cuando rompía unas bolsas de basura.

El sujeto, al ver la patrulla, se asustó y comenzó a correr , lo cual despertó sospechas en los policías, quienes le dieron persecución al sujeto, sin identificar en ese momento.

En la carrera el prófugo se cayó y se metió una varilla de construcción en un brazo, momento aprovechado por los oficiales para detenerlo.

Cuando lo requisaron y le pidieron el nombre, fue cuando se dieron cuenta de que era el reo fugado de la cárcel de Cocorí. Debido a que presentaba una herida en el brazo, lo trasladaron al Hospital Max Peralta de Cartago, y una vez que le suturaron la herida, lo pusieron a la orden del OIJ de Cartago.

Daisy Matamoros, jefa regional interina de la Fuerza Pública en Cartago, dijo que se le puso a la orden de la Policía Judicial “porque cometió el ilícito por evasión y tiene que ser procesado”.

Precisamente, en la tarde fue indagado en la Fiscalía de Cartago y luego entregado a las autoridades de Adaptación Social.

El Ministerio de Justicia y Paz informó de que Granados fue recluido ayer en el centro penal La Reforma, en San Rafael (Alajuela).

Sin planificar. Tras la captura de Granados, conocido como Pecho de paloma, las autoridades determinaron que la fuga no fue planificada, sino que el preso se aprovechó de un alboroto que hubo en el centro penal Cocorí, para evadirse.

El individuo hizo un hueco en el cielorraso y se saltó la malla.

Reynaldo Villalobos, subdirector de la Dirección General de Adaptación Social, manifestó el día que se produjo la fuga que el boquete lo abrió en los baños, sitio donde arrancó una malla de jordomex (que es una pieza metálica) y, aunque el boquete no era muy amplio, por ser el reo de contextura delgada pasó por el hueco.

Agregó: “Luego, salió del perímetro del módulo, cayó a la zona verde, y de ahí corrió hacia la malla, se la brincó y huyó hacia el sector oeste del centro. Aunque la voz de alerta se dio de manera inmediata y se aplicaron los protocolos, él logró desaparecer”.

En aquel momento, la Policía no lo encontró durante un rastreo y se creyó que el sujeto había huido en un carro que lo esperaba como parte del plan de fuga.