Red de cinco familias controla mercado de licor clandestino

Fábrica ilegal en Coronado tenía moderna destilería y planta de envasado

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Un operativo para capturar a un menor sospechoso de homicidio puso al descubierto, el pasado 30 de setiembre, una “moderna” fábrica de licor clandestino.

La planta, ubicada en Patio de Agua de Coronado, contaba con un sofisticado equipo de destilación, otro para el envasado y etiquetado y funcionaba sin los permisos sanitarios ni municipales.

En la acción ejecutada por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), la Policía de Control Fiscal (PCF) del Ministerio de Hacienda y la Fiscalía de Delitos Varios, localizaron 50 estañones con alcohol etílico, que es la materia prima para extraer el licor.

En ese lugar diluían alcohol, lo envasaban y lo distribuían de manera ilegal. Por este caso se abrió una causa penal contra un hombre de apellido Bonilla.

El hallazgo sirvió para que la Policía llegara a verificar que una red de cinco familias controla el mercado del licor clandestino.

Luis Alonso Bonilla, director de la PCF, dijo que el hecho lo habían detectado, pero no lograban confirmarlo. “Son empresas familiares, que adquieren alcohol, lo envasan y lo lanzan al mercado, imitando otras marcas. Se podría pensar que es una mafia bien organizada” , afirmó.

El jefe policial agregó que el 13 octubre dieron otro golpe, a un grupo que operaba en San Pedro de San Ramón, Alajuela.

En una bodega –detrás de una casa– decomisaron 4.000 unidades de licor, principalmente whisky, etiquetas similares a las colocadas en botellas de whisky importado de Escocia y tapas, sin utilizar, de un licor nacional. Adicionalmente hallaron ¢15 millones en efectivo que se presume provienen de la venta del licor de contrabando y adulterado.

Por este caso, la Fiscalía de San Ramón abrió un proceso contra un hombre de apellido Marín por los delitos de almacenamiento de licor ilegal y de contrabando. El imputado está libre con medidas cautelares confirmó Fernando Cubero, Fiscal Adjunto de San Ramón.

Evasión fiscal. Luis Alonso Bonilla dijo que el problema es la enorme evasión fiscal, pues ninguno de los grupos desarticulados pagaba los impuestos y, además, no hay control sanitario.

“Están fabricando producto de calidad inferior y con un alto contenido de metanol (agente químico que produce ceguera). Están engañando al consumidor”, agregó.

Mencionó que esta situación es muy grave, pues estas organizaciones u otras, también se dedican a introducir licores de contrabando.

Este año se han decomisado 24.082 litros de whisky, ron, vodka y tequila, entre otros. En el 2010 fueron 15,573 litros y en el 2009, solo se localizaron 2.484 litros.

Juan Ignacio Quirós, subadministrador de la Fabrica Nacional de Licores (Fanal), manifestó que el negocio del alcohol clandestino, representa un gran negocio.

Citó como ejemplo que mientras en 1999, Fanal vendió 1.135.000 cajas de 12 unidades, en el 2010, apenas fueron 460.000 cajas.

“Perdimos el mercado porque fuimos invadidos de marcas de dudosa procedencia, que venden el producto a un precio menor, que oscila en ¢700 colones que es lo que paga solo en impuestos esa botella”, concluyó Quirós.