La Policía de Israel alertó el martes a sus homólogos en Costa Rica sobre el hallazgo de 55 kilos de cocaína en una carga de frutas tropicales que salió del puerto administrado por APM Terminals en Moín, Limón.
En relación con ese decomiso, el viceministro de Seguridad, Manuel Jiménez Steller, expresó que existen dudas que esperan aclarar con la Policía de Control de Drogas (PCD). La idea es determinar si la carga de droga fue introducida al contenedor en la terminal portuaria de APM o si fue en el puerto de Amberes, Bélgica, donde estuvo antes de llegar al destino final en Haifa, Israel. En línea recta, la distancia entre Moín y Haifa es de casi 12.000 kilómetros.
Esta es la segunda vez que el viceministro Jiménez Steller solicita una investigación de este tipo, pues el mes pasado ordenó otra indagación cuando más de una tonelada de cocaína llegó al puerto de Róterdam, en Países Bajos (Holanda), luego de haber salido de la terminal de Moín, administrada por la empresa holandesa APM Terminals.
En esa ocasión, Jiménez Steller indicó que antes de llegar a Europa, el barco pasó por el puerto de Manzanillo en Panamá, donde estuvo casi 24 horas a la espera de embarque en otro buque para dirigirse hasta su destino final en Holanda. La carga decomisada esa vez fue de 1.109 kilos y estaba valorada en Europa en ¢45.000 millones.
En el operativo de la Policía israelí, también participaron agentes de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), quienes impidieron así que la cocaína llegara a organizaciones criminales de alto perfil.
Rodrigo Campos, coordinador de Ciencias Criminológicas de la Universidad Estatal a Distancia (UNED), explicó que cada kilo de cocaína, valorado actualmente en unos $4.000 en nuestro país, cuesta en Oriente Medio más de $100.000, de manera que el cargamento de 55 kilos en Haifa supera los $5,5 millones, es decir, unos ¢2.750 millones.
Para él, el sistema de escáneres necesita una revisión a fondo para ver si está dando los resultados esperados. Recordó que no son infalibles y que las bandas criminales se especializan en buscar formas para vulnerar las inspecciones que realizan esos dispositivos con rayos X. Una de las estrategias observadas recientemente es que algunas cargas de cocaína suelen ser más pequeñas, en relación con otros envíos de una tonelada o más, pero ocultas de una manera mucho más elaborada, a veces dentro de recipientes metálicos para tratar de evadir la inspección.