Colombianos acosaban a Alem

Preocupación por su secretaria lo llevó a Miami

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Ricardo Alem

Presiones de colombianos por fuertes cantidades de dinero, desesperación al no tener noticias sobre Blanca Salas -su secretaria personal- y operaciones clandestinas para coordinar aparentemente envíos de droga hacia Estados Unidos, son momentos álgidos que contiene el "libreto" de 41 páginas. Las copias de estas hojas están hoy en manos de los abogados que participan en el caso Alem en el Juzgado Primero de Instrucción de Alajuela, donde se le sigue una causa a él y cuatro personas más tras el decomiso de 15 kilos de cocaína en su casa de habitación.

Miami, Colombia, Panamá y Costa Rica son los "escenarios" de las llamadas, en las que destacan interlocutores como Camilo, Jeremías Barrera y Sebastián (colombianos), Eduardo Campos, Marco Tulio Fonseca, Blanca Isela Salas y Jorge Neto (desde Miami); Eliécer Arias Jiménez y Felipe Cantillano (en Costa Rica) y, por supuesto, el protagonista del caso: Ricardo Alem.

El verdadero sentido de las conversaciones solo Alem y sus interlocutores lo conocen, aunque para las autoridades policiales y judiciales no hay duda de que detrás de ellas lo que realmente se planeaba era envíos de droga. Para llegar a esa conclusión, según estos, lo único que se requiere es hacer una interpretación más allá de lo que literalmente dicen las palabras.

Llaman de Colombia

Era la primera semana de marzo. El colombiano Sebastián le había dejado dos mensajes con Shirley, la secretaria de Alem en Corporación AS. Había intentado "más de diez veces" -como él mismo explica- localizarlo por el teléfono celular, pero sin suerte. Finalmente el 9 de marzo de 1995, fue localizado por el colombiano .

Sebastián primero le explica que un amigo (Camilo) le debía un dinero, por lo que luego le sugiere que él -Ricardo- le colabore con el asunto. Le dice que podrían hacer un abono a su cuenta.

La respuesta de Alem denotaba preocupación. "Usted y yo tenemos que negociar eso, porque justamente yo estoy luchando por recuperar eso y debe considerar que siempre he estado luchando, siempre al frente, nunca me he escondido y aquí estoy presente, y además, yo no he robado, & correcto?... Si sigo metido en un juicio es por recuperar esa plata". Dos semanas después de aquella llamada, el 23 de marzo, fue Camilo quien lo ubicó desde Medellín.

Esta vez, además del tema del juicio, Alem tiene que afrontar un cuestionamiento inesperado del colombiano, cuando este le dice: "Me preocupa que de pronto ya no quieras hacer nada conmigo". Ricardo le responde que no, que él lo llamó pero que "no sabe por qué Guilo -no se sabe quién es esta persona- salió con ese cuento raro".

La conversación continúa hasta que ambos hablan de un negocio con un "amigo común". Camilo es puntual: "En el momento que me indiques, llego a Costa Rica con el muchacho y la inversión". Ricardo contesta que está organizando todo y le pregunta: "¿De cuántos muchachos estamos hablando?" Camilo le responde: "De 150 para empezar."

Urgencia de viajar

Desde la sala de los tribunales de Alajuela, donde afrontaba su cuarto juicio por lavado de dólares, Alem continuó con sus llamadas telefónicas. Esta vez, sin embargo, según la policía, su atención no estaba en el dinero sino en dos aparentes envíos de droga a Miami. El primero tendría lugar el 24 de marzo y el otro, días después, a cargo del "informante" que había contratado, supuestamente Eliécer Arias Jiménez, asesor de Alem y quien según las autoridades era el encargado de reclutar "burros" para la organización.

Las intervenciones telefónicas se refirieron, aparentemente, con mayor detalle a la segunda, la cual tendría lugar el 1º de abril. La noche anterior, desde su casa en Los Angeles de San Rafael de Heredia, Alem habría afinado los contactos.

Eliécer llama a Ricardo y le dice que fue a la casa de "esa amistad" (el informante): "Le dije que si era que no quería ir por miedo y me respondió que lo llame a las cinco de la mañana". Ricardo responde: "Si no que se venga mañana mismo, pero si es un maje vivo, se va a estar diez días. Explíquele que debe decir que va por más días."

Buscando a Blanca

1 de abril. Los Angeles de San Rafael de Heredia. Ricardo Alem llama a Estados Unidos, a un hotel y pide hablar con Frank Rojas, una persona a quien no se identifica, pero que se presume podría ser un oficial de la Agencia de Lucha Antidrogas (DEA). A este le dice que baje al lobby del hotel, que ahí lo está esperando una mujer con un carro azul, que le entregue lo que tiene y que la muchacha le dará un sobre.

3 de abril. Alem llama a Miami y pide hablar en español, pregunta por una persona de apellido Salas que se hospedó el sábado, pero no se ha podido localizar. Nadie contesta en la habitación. Vuelve a llamar y pregunta a la recepcionista si la persona Salas le ha dejado un recado o si alquiló un auto. Llama por tercera vez, habla en inglés y se identifica como Ricardo Alem, pero no obtiene respuesta.

El mismo día Ricardo llama a Carlos Fernández, en Miami (el investigador privado). Le dice que busque a Blanca Salas Alfaro, que llegó el sábado a las dos de la tarde en American, se hospedó en el Hotel Hilton del aeropuerto, alquiló un carro en el Alamo Rent a Car (nació el 11 de diciembre de 1967), estuvo a las seis en el Denis de le Youn, portaba un celular con el número 794-4258 y recogió algo que no tenía que recoger.

Además, le pregunta: "Cómo se hace cuando se detiene a alguien con menos de la cuestión que él le había averiguado?" Le consulta si les dan fianza. Fernández queda en investigarle el paradero de Blanca.

Al poco tiempo, el investigador llama y le dice: "Positivo, cayó presa y no se sabe si es un caso estatal o federal". Le explica que depende de la cantidad de droga. Ricardo le dice que por 15 y Carlos le responde que por más de cinco es un caso federal.

Ricardo le muestra su preocupación porque Salas andaba con un celular que estaba a nombre suyo. Le pregunta si eso le puede ocasionar problemas, por lo menos para ir allá. El detective le dice que puede poner una denuncia de sustracción del celular, que si tiene "patas" para hacerla de un mes antes, pero que cree que no habrá problemas.

Minutos después, Alem llama a un Carlos (quien supuestamente responde a la identidad de Cerdas Cisneros, uno de sus abogados y con quien fue arrestado el 4 de abril en Miami) y le cuenta que "no le aparece la muchacha desde hace seis horas". Le pide que vaya a Miami, y comenta: "Esa segunda cosa llegó bien pues tiene setenta y dos horas de estar allá."

El investigador Fernández vuelve a llamar. Le dijo a Alem que había hablado con Blanca, que el caso es fácil, que el abogado le dijo que hay un informante al que seguro quieren proteger y que el juez a cargo es amigo del abogado.

El 4 de abril, Alem viajó a Miami. Desde allá, llamó a Felipe Cantillano, su chofer. Este le expresó que Blanca había llamado y añadió que había algo detrás, que es irracional que la hubieran parado. Ricardo le dice a Felipe que no, que irrespetó una señal de tránsito y al detenerla se puso nerviosa.

Pero Blanca sospechaba lo peor. Su hipótesis de que había sido víctima de un operativo policial internacional se había comprobado. Cada paso, cada movimiento y sobre todo cada llamada internacional los delataba.

Voces y lugares

Nombres, lugares, empresas, claves secretas y alias que se mencionan en las conversaciones telefónicas que mantenían Ricardo Alem y su grupo, fueron extraídos de las transcripciones que tiene en su poder el Juzgado de Instrucción de Alajuela.

Algunos interlocutores

Leonel Villalobos (le pide un préstamo a Alem y lo llama varias veces). Carlos Jaramillo (visita y llama a Alem para pasarle un "santo").Lugares y empresas

Bar Chelles (centro de reunión), viajes Mike (Agencia de viajes de Ricardo Alem), Mike Rent a Car, Damesa, hotel Holiday Inn (Miami), una bodega en el segundo piso del Centro Comercial del Sur, la Asamblea Legislativa.

Claves y alias

Eco (Eduardo Cerdas), El Primo Leo o Jerónimo (Leonel Villalobos), Tango (alguien de Panamá), Yet (desconocido), Coco (Jorge Arturo Mora), "bolsas de basura" (se refieren a droga), "cajitas" (droga empaquetada en cajas), El de la Muni (no se identifica), Daniel (se refiere a Camilo), Chema (José María, del Banco de Costa Rica).

Alexis Esquivel Valverde (operaciones con "fletes"). Felipe Cantillano, Eduardo Cerdas, Carlos Cerdas, Eliécer Arias (coordinan algunas operaciones). Carlos Fernández (investigador privado en Miami). Sebastián (contactos desde Panamá). Jorge Neto (empleado de un banco en Miami). Camilo Betancour (de Medellín, Colombia). Jeremías Barrera (negocia con Alem desde Santafé de Bogotá). Juan Carlos Campos (acusado de falso testimonio a favor de Alem). José Antonio Alem (hermano de Ricardo). Blanca Isela Salas (secretaria personal de Alem).