Así pescan droga los narcotraficantes en aguas de Costa Rica

Agrupaciones limonenses se instalan en Colombia para trasegar estupefacientes hacia Costa Rica, Centroamérica y Norteamérica. Otras pescan los alijos en aguas del Pacífico y el Caribe y esta es la más moderna estrategia

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Durante el 2023, el Servicio Nacional de Guardacostas (SNG) decomisó más de 27 toneladas de cocaína y marihuana en aguas costarricenses, tanto del Pacífico como del Caribe, provenientes del sur del continente.

Lograr que esas drogas pasen desapercibidas desde su embarque en Suramérica es un trabajo riesgoso para los delincuentes, pues nuestros mares están cubierto por Guardacostas y el acompañamiento de los convenios de vigilancia con Estados Unidos, Colombia y Panamá. Por eso, explica Martín Arias, director del SNG, en sus labores de inteligencia han detectado métodos cada vez más tecnificados de los narcotraficantes.

Uno que ha crecido en los últimos años, explica Arias en entrevista con La Nación, es el uso de boyas satelitales, para no perder el punto exacto donde quedó el estupefaciente en el mar. Este mecanismo ya lo detectaron en aguas del Pacífico.

Estas boyas las describen como un platillo volador con pequeños paneles solares para poder funcionar y emitir señales al satélite y que del satélite se envíe su ubicación a dispositivos móviles en cualquier parte del planeta.

Un primer grupo delincuencial saca la droga de Colombia, por ejemplo, y la deja en la costa del Pacífico tico. Los paquetes están amarrados entre sí y unidos a la boya. Luego, el “pescador” tico, que tiene datos precisos del dispositivo que debe seguir, sale al mar a “toparse con la carga”.

La ingresan a territorio tico para comercialización local o para continuar la distribución hacia el resto de Centroamérica y Norteamérica.

De acuerdo con la explicación de Arias, las boyas fueron diseñadas para compañías pesqueras, pues los barcos utilizan líneas de pesca con carnadas que pueden llegar a medir cientos de metros. Frecuentemente mientras las líneas quedan en el mar, otros barcos pueden pasar sobre ellas, las cortan y el mar las extravían, por lo que genera pérdidas para las empresas.

Para evitar perderlas, las compañías ponen a cierta distancia las boyas satelitales para localizarlas en caso de que la línea se rompa. Cada boya tiene un usuario y una contraseña que las hace únicas.

Hasta ahora, Guardacostas no ha detectado este modelo en el Caribe. “Eso no quiere decir que las organizaciones no compran droga, le pegan la boya satelital y la tiran en el Caribe, pero hasta hoy no hay ni un sólo caso de boyas en el Caribe. Lo que sí nos ha pasado (en ese mar) es que vamos atrás de ellos, tiran la carga, cae al agua y la carga se pierde, a nosotros nos pasa, a Panamá le pasa”, explicó Arias.

Dos Aguas, el lugar de los pargos cuadrados

En el Caribe, lo que aprovechan los delincuentes es un fenómeno natural en el Mar Caribe, conocido como Dos Aguas. Se trata de un punto en el océano donde convergen dos corrientes marinas. Dichas corrientes convergen y arrastran hasta ese lugar todo lo que se encuentren a su paso.

Ocurre entonces, que si un narcotraficante naufraga o lanza la droga al mar para huir de la Policía, el alijo podría quedar “atrapado” en ese punto.

Arias agregó que algunas personas se hacen pasar por pescadores en Limón que se enrumban hacia Dos Aguas para buscar droga que los narcotraficantes pierden.

“Se habla de ir a pescar pargos cuadrados, eso es lo coloquial en la zona. Hay gente que se dedica solamente a merodear esas corrientes, porque están claramente definidas. Usted llega a la primera agua, que es como una carretera de 50 metros de ancho. Esos tipos llegan a ver si hay algo flotando, se dice que a veces tienen suerte”, agregó Arias.

Debido a esta situación en ese punto, Guardacostas realiza patrullajes y nota personas sospechosas.

“A veces te encontrás 10 o 20 personas que andan en eso y nos dicen que andan pescando, entonces se les pregunta dónde están las cuerdas, las hieleras, los anzuelos y las carnadas, pero nos responden que están pasando el rato”, mencionó el director de Guardacostas.

Trascendió que, cuando alguno de estos grupos logra pescar droga, celebran en tierra con juegos de pólvora, sinónimo de que “coronaron” la operación, según la jerga popular.

La red de estructuras

De acuerdo con Martín Arias, el negocio del narco está tan diversificado que hay cadenas de organizaciones que se comunican a lo largo de los países. Algunos sacan la droga del país de origen y otras continúan la línea de reparto hasta el destino final.

“Hay estructuras como la de Sinaloa (México) que compran la droga allá a una “compañía”, otra “compañía” le lleva la carga y otra gente en la costa mexicana recibe la carga en botes pesqueros, es diversificado”, explicó Arias.

En Costa Rica, agrega el jerarca, hay grupos que operan de esa forma y otros que ya se afincaron directamente en Colombia y desde allá se encargan de toda la logística de compra, traslado, bodegaje y distribución. Por lo general, se trata de organizaciones de origen limonense, djo Arias.

“En los últimos dos años (los grupos ticos) están usando muchos nicaragüenses. Cada vez vemos más nicaragüenses con un estatus ilegal en el país. Hemos visto dos o tres nicaragüenses y un limonense (en los barcos), lo que nos dice que ese limonense es el intelectual que viene a cargo del cargamento”, explicó.

De acuerdo con las detenciones que ha realizado Guardacostas este 2023, han detenido 60 costarricenses, 24 nicaragüenses, 8 colombianos, 2 ecuatorianos, 2 jamaiquinos y 1 venezolano. Así como 10,7 toneladas de cocaína y 16,4 toneladas de marihuana, siendo el Océano Pacífico, donde más droga pasó.