Mujer burló cinco controles para poner inyección letal en hospital

Sospechosa llamó a familia de la víctima 4 veces antes y 2 después del deceso

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Una auxiliar de enfermería jubilada por un mal psiquiátrico burló , al menos, cinco puestos de control en el Hospital San Juan de Dios, antes de inyectar una sustancia letal a una paciente.

Así lo constata la reconstrucción del recorrido de Ángela Barrantes Moreno, de 63 años, el pasado martes, por las diferentes áreas del centro médico.

Los detalles se conocieron, pues Barrantes llamó en cinco ocasiones a Julia Vargas Arias y en otra a Martín Vargas Gutiérrez, la hija y el esposo de la paciente fallecida Lillian Arias Prendas. En todas esas llamadas, Barrantes dio su posición.

Daniel Quesada Rodríguez, director del San Juan de Dios, alegó el miércoles que, en este caso, el Hospital cumplió con todos los protocolos de seguridad.

Paso a paso. Ángela Barrantes, con vestido, medias y zapatos blancos, primero contactó a un vecino con carro de su barrio, en Desamparados, para que la trasladara al San Juan de Dios.

El dato lo aportó Julia Vargas, quien contó que supo que Barrantes estaba en el Hospital cuando la llamó antes de las 10 a. m.

“Me dijo que estaba en Emergencias, pero no encontraba a mami. Le dije que cómo la iba a encontrar si estaba en observación. Me dijo: ‘Espérese, voy a averiguar’. Luego, me llamó y me dijo: ‘A su mamá la pasaron al salón Lara, en el cuarto piso. Voy a buscarla. Cuando esté allá, la llamo’.

”Volvió a entrar otra llamada y me dijo: ‘No puedo entrar todavía porque le están haciendo algo. Ahorita vuelvo a llamar’.

”Me quedé con una gran zozobra. Me llama cuando tembló (a las 10:11 a. m.), y me dice: ‘Aquí estoy con ella’. Le digo: ‘¿Cómo la ve?’. Me dice: ‘Se queja mucho’, pero yo no le oía los quejidos. Se oía el aparato de oxígeno. Cuando me dice: ‘¿Quiere hablar con ella?, se la paso’. Me alegré muchísimo (...), y mamá, con mucha fuerza, porque no estaba hablando con nadie, gritó mi nombre, Julia, que le salió del alma, como pidiendo rescate. Yo le oí que dijo: ‘No, no’. Yo le dije: ‘Mami, no ¿qué?’. Esta señora le quitó el teléfono y le digo: ‘¿Qué está pasando?’. Me dice: ‘Tranquila, es que su mamá está desvariando’. Le digo: ‘¿Por qué desvariando si me dijo: no, no?’. Me dijo: ‘Ahora la llamo’”.

Julia Vargas señaló que, cuatro o cinco minutos después, Ángela Barrantes, “atacada en llanto”, llamó a Martín Vargas y le dijo: “Martín, acaba de morir Lillian”.

“Le arrebaté el teléfono y me dice: ‘Julita, acaba de morir su mamá’, y le digo: ‘¡Cómo me dice eso si hace cuatro minutos hablé con mamá y escuché que dijo mi nombre! ¿Qué pasó.?’. Dice: ‘Le dio un infarto’, y se cortó la llamada”. Julia Vargas comentó que no era la primera vez que Barrantes se vestía de enfermera e ingresaba al San Juan de Dios. “Entró varias veces a Cuidados Intensivos a visitar a una vecina. Las hijas saben que no le hizo nada a la mamá. Esa vecina murió el 12 de julio”.