El pasado miércoles, en Purires de San Pablo de Turrubares, el viento soplaba con fuerza sobre el incendio forestal que los bomberos intentaban controlar y complicaba su labor.
La primera vez que una ráfaga cambió el curso del fuego, el equipo tuvo tiempo de replegarse hacia una zona segura. La segunda vez no lo logró, y luego falleció el bombero voluntario Andrés Cruz.
“Estábamos un baqueano, el compañero (Cruz) y yo cuando el viento cambió realmente en cuestión de tres segundos. Empezamos a hacer una ronda (crear una zona de contención quitando maleza y árboles), pero fue imposible y acordamos salir”, explicó el bombero ocasional Martín Ortega.
Ortega había llegado a Turrubares junto a un grupo de compañeros a las 9 a. m. Durante la mañana combatieron el fuego para contenerlo y evitar que avanzara hacia un asentamiento cercano.
Los dos bomberos y el baqueano comenzaron a replegarse, pero Ortega notó que su compañero empezaba a quedarse atrás y difícilmente podía caminar por su cuenta, por lo que regresó para ayudarlo. Incluso le quitó un bulto de agua para aliviarle peso.
“Empezamos a salir. Yo lo ayudé a él lo más que pude y lo jalé, pero él se me cayó. En ese momento son segundos para tomar una decisión: o dos o uno”, explicó el joven en la delegación de Santa Ana.
Apenas Ortega tomó la decisión de seguir, se lanzó trastabillando hacia la única salida que quedaba en el aro de fuego que los rodeaba. Ortega sostiene que, unos segundos después de pasar, el camino se cerró.
Volvió al punto donde estaban los vehículos del Cuerpo de Bomberos para pedir apoyo y regresar a buscar a Cruz, pero, cuando retornaron al punto donde había quedado, ya el voluntario había fallecido.