Un educador de apellido Rodríguez y 31 años de edad fue condenado a 49 años de cárcel por matar a una niña de tres años e intentar asesinar a la madre de la menor, de 25 años.
La sentencia la dictó por unanimidad el Tribunal de Juicio de San Carlos ayer al mediodía, tras una semana de debate.
Los jueces Antonio Barrantes, Blanca Salas y Ólger Pérez aceptaron la petición de la Fiscalía y condenaron a Rodríguez a 35 años tras demostrarse que es el autor del delito de homicidio calificado en contra de la menor, y a 14 años por el de intento de homicidio.
Los hechos que dieron lugar al fallo ocurrieron el 6 de marzo del 2010 en el barrio Corazón de Jesús de Tesalia, San Carlos, cantón donde el homicida era maestro.
A las 11 a. m. de ese día, el docente, quien manejaba su vehículo, voluntariamente dio un aventón a la madre y a su hija, quienes se dirigían a Ciudad Quesada para realizar algunas compras.
Homicidio. El Tribunal dio por probado que, segundos después de que las mujeres se subieran al vehículo, Rodríguez comenzó a darle puñetazos a la madre de la niña, y luego la atacó con arma blanca, por lo que ella saltó del vehículo, y quedó inconsciente en una calle de lastre.
Rodríguez, incluso, atropelló a la mujer con su vehículo y posteriormente huyó del lugar con la menor dentro del automotor.
Posteriormente, se determinó que el hombre mató a la niña en un sitio montañoso y su cadáver fue hallado dos días después.
Durante la lectura de la sentencia, el juez Barrantes reprochó a Rodríguez haber matado sin piedad a la niña de tres años, ya que con un puñal le laceró la tráquea, la médula cervical y le ocasionó otras lesiones.
En el juicio no se logró determinar por qué motivos Rodríguez atacó a la mujer y su hija pues no había ningún ligamen entre ellos.
A la exposición oral de la resolución no asistió el acusado, pero sí algunos de sus parientes, así como los padres de la niña.
Rodríguez también fue sentenciado a pagar a los padres de la fallecida ¢80 millones por daño moral y ¢12,5 millones por los honorarios del abogado.
“Aunque suene cruel, tuvimos que ponerle un precio al sufrimiento de la familia Blandón.
”Ni los ¢80 millones, ni un monto mayor por daño moral harán olvidar la pérdida de ella”, comentó el juez Barrantes.