Tribunal ordena nuevo juicio contra sospechosos de descuartizar a comerciante peruano en Limón

En abril del año pasado se habían dictado 46 años de cárcel contra el principal sospechoso

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El Tribunal Penal de Limón ordenó un nuevo juicio contra dos mujeres de apellidos Alfaro Silva y González Rodríguez y dos hombres de apellidos Gutiérrez Alfaro y Baltodano Gutiérrez, por el asesinato a bala y posterior descuartizamiento en el 2018 del comerciante peruano Walter Nelson Antay Rodríguez, de 52 años.

Aunque ese tribunal dictó sentencia en abril del 2021, en la cual se impuso una condena de 46 años contra Gutiérrez Alfaro y se dictó absolutoria para los demás imputados, ahora todo vuelve a estrado judicial.

Lo anterior, luego de que la Fiscalía presentara la apelación de la sentencia en el Segundo Circuito Judicial de San José, entre otras cosas por su disconformidad con la liberación de tres imputados, entre ellos dos abogados sospechosos de realizar una serie de trámites al margen de la ley para que los bienes del fallecido pasaran a manos del homicida. Contra ellos la Fiscalía había pedido penas de cárcel por falsedad ideológica.

Ahora, según consta en la resolución N.° 2021 - 1528, se ordena el reenvío de debate que comenzará este jueves.

Los imputados fueron detenidos en diciembre del 2018, tras varios allanamientos realizados en una soda y una casa en barrio Los Cocos, una propiedad en Westfalia, que había sido del peruano y una oficina en el centro de Limón. Durante el operativo se logró ubicar el cadáver de la víctima, se estima que tenía tres meses de haber sido asesinado.

Se presume que algunos de los encartados habrían asesinado al comerciante, quien era nacionalizado costarricense, en setiembre del 2018. El hombre había llegado a Costa Rica unos 10 años antes de ser ultimado. Anteriormente vivió en Nicaragua con su esposa y el hijo de ambos. En ese sitio uno de los imputados conoció a la familia en el 2011, cuando la víctima se dedicaba a administrar una soda. Al parecer Gutiérrez ultimó a la esposa de Antay, la enterró debajo de una losa y se apropió de sus bienes.

Para entonces Antay ya estaba en suelo tico y desconocía la muerte de su esposa en Estelí de Nicaragua, pues seguía recibiendo mensajes del celular de la mujer, que eran escritos por Gutiérrez, como parte de un nuevo ardid que le permitió luego repetir lo actuado en Costa Rica, esta vez contra el comerciante Antay, a quien habría ultimado de forma sumamente cruel.