Tica atacada por cliente de Uber en Estados Unidos: ‘Me puso el cuchillo en el cuello y me obligó a seguir manejando’

Muchacha tuvo que lanzarse del carro, que viajaba a más de 100 km/h, para ponerse a salvo. Agresor fue detenido tres días después

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"Yo trabajo en Uber; soy conductora y por eso el viernes (8 de mayo) había quedado con un señor de hacerle un viaje Nashville - Cleveland - Nashville (Tenesí, Estados Unidos). A las 2 p. m. (del viernes) pasé por él y tomamos ruta hacia un taller mecánico en el que él tenía reparando un camión suyo. En el viaje de ida todo transcurrió normal; en la ruta de regreso la historia cambió.

“Íbamos hablando, luego nos quedábamos callados, pero todo iba muy normal. Sin embargo, cuando íbamos por la autopista, él (quien iba en el asiento de atrás del piloto) sacó un cuchillo, me lo puso en el cuello y me obligó a seguir manejando. Me dijo: ‘Ahora usted va hacer lo que yo le diga. Siga manejando y va a doblar donde yo le digo’.

“Le supliqué que no me hiciera daño, que por favor no me hiciera eso. Me dijo que le diera mi celular y ahí sentí tanto miedo porque no iba a poder alertar a mi mamá. En ese momento, agarré el teléfono, lo desconecté del cargador y, sin pensarlo, me lancé del carro, sin importar que iba a unas 65 millas por hora (100 km/h) . Solo recuerdo sentir como una bola de fuego pasar por mi pierna izquierda y, después, ver a una pareja mayor ayudarme”.

Carolina Vargas, de 26 años, oriunda de Puntarenas, recuerda cada segundo de lo que ocurrió el viernes pasado cuando, según sus propias palabras, estuvo a punto de morir en manos de un hombre al que conoció luego de brindarle un servicio por medio de la aplicación Uber.

Este jueves, casi una semana después del hecho, Carolina tiene dos dientes quebrados, un coágulo en el lado izquierdo de su cabeza que la obliga a ir continuamente donde el doctor y muchos golpes. Pero, “estoy viva, tuve una segunda oportunidad de vida”.

Mientras que su agresor, identificado como Christopher C. Miller, fue detenido el lunes 11 de mayo en un hotel de Florida y ahora deberá afrontar un proceso penal.

Transcurso de la semana

Según dijo Vargas en entrevista telefónica con este medio, ella es parte de los conductores de Uber desde diciembre pasado. Como se desató la pandemia por el nuevo coronavirus, decidió no trabajar ni marzo ni abril, ya que padece de asma y tenía miedo de contagiarse.

No obstante, las deudas comenzaron a acumularse y por eso optó por volver a trabajar en mayo. Justo el 5 de ese mes, fue cuando conoció al sujeto que hoy es señalado de agredirla.

Ese día, él solicitó un servicio y la aplicación se lo designó a Vargas. Ella acudió al sitio y le brindó el transporte que necesitaba.

“Me dijo que trabajaba con los bomberos, me dijo que era cristiano, que la hija de él estaba pasando un divorcio. Todo muy normal”, recordó la joven, que vive en Estados Unidos desde hace 13 años.

En medio de la conversación que entablaron, él le propuso que el viernes siguiente lo llevara desde Nashville a Cleveland y de regreso, son cinco horas de viaje en total. Según le dijo el sujeto, ese día iba a ir a un taller mecánico para ver un camión que tenía problemas de transmisión.

“Hicimos el trato de que yo lo llevaba y que él me pagaba en efectivo y así quedamos. Intercambiamos números y listo”, apuntó.

Volvieron a hablar el jueves, cuando el sujeto le escribió para confirmar que el viernes necesitaba el trasporte.

“Yo le tomé una foto al perfil de él en Uber para mandarlo a mi mamá para que ella viera quién era el señor que me estaba dando trabajito. No porque desconfiara; si hubiera sentido malicia en algún momento no hago el viaje”, dijo.

Detalló que el único momento en el que él hizo un comentario “extraño” fue cuando le preguntó por el color que usaba en sus uñas. “Y es algo que veo raro ahorita, en el momento no le di importancia”, mencionó.

Luego, siguió hablándole de su vida personal y por eso es que más le extrañó cuando este la atacó.

“Me tomó completamente por sorpresa. Por dicha reaccioné y salté del carro, sino no sé qué hubiera pasado conmigo. Me sorprende también pensar en cómo hizo él para tomar el control de mi carro, una vez que yo me lancé. Él estaba en el asiento de atrás, pero igual se la jugó para llegar a la manivela”.

Según dijo, la Policía estadounidense le confirmó horas después que su carro fue encontrado, sin llaves, en el parqueo de un centro comercial de Nashville. “Lo dejó muy cerca de donde yo lo recogí temprano”.

Sin embargo, pese a que ya las autoridades habían ubicado el vehículo, Vargas seguía con temor, debido a que su agresor seguía libre y en el auto estaba hasta la dirección de su casa, la cual comparte con su mamá, padrastro y hermano.

“Tardaron tres días en detenerlo. Esos tres días fueron muy duros. Yo estuve hasta el domingo en el hospital, pero aún así estaba muy asustada, temía por mi familia, temía que él llegara y les hiciera algo”, agregó.

“Los policías me contaron que lo que dijo ese señor era que yo había intentado asaltarlo, muy triste que haya dicho eso. Los mismos investigadores me dijeron que eso no era creíble y, más bien, lo van a indagar para el martes dar a conocer su perfil”, mencionó.

‘Quizás ahorita mi familia me estaría enterrando’

Casi una semana después, Vargas aún no entiende porqué ese sujeto hizo lo que hizo, pero tiene muchas teorías.

“No entiendo qué quería hacer este señor. Lo único que entiendo es que él me contó tantas cosas personales porque pensó que no iba a vivir para contarlo. Él me iba a matar, o al menos no me iba a dejar libre. Pienso en que me iba a violar y luego a matar, o en que me iba a vender por los órganos”.

Eso sí, Vargas está clara en que la vida le dio una segunda oportunidad; no obstante, agregó, no deja de pensar en lo que pudo haber pasado.

“Cuando veo esa gente compartiendo fotos mías y hablando de lo que ocurrió, pienso en que eso podrían ser fotos mías, pero con un lazo negro porque me pudo haber matado, quizás ahorita hasta mi familia me estaría enterrando. Esto me cambió la vida totalmente", apuntó.

De momento, la joven sabe que ya no quiere trabajar como conductora de Uber y que quiere vender el carro. También apuesta por dedicarse a su recuperación tanto física como mental.