Saturación en agenda de Tribunal obliga a reprogramar otra vez juicio por crimen de Alejo Leiva

Caso fue elevado a debate en el 2017 y, desde ese momento, ha habido tres intentos de realización fallidos. Uno de los imputados exigió justicia pronta y cumplida

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La saturación en la agenda del Tribunal Penal de Santa Cruz obligó a reprogramar, una vez más, el juicio por el crimen de Alejo Leiva Lachner, de 21 años, ocurrido hace ya casi cinco años y medio en Guanacaste.

La información fue confirmada por la oficina de prensa del Poder Judicial y del Ministerio Público ante una consulta de La Nación.

Desde el momento en el que el Juzgado Penal de la zona ordenó elevar el caso a debate público y oral en el 2017, la diligencia ha sido reprogramada en al menos tres ocasiones.

El último intento para realizarlo fue el 28 de junio pasado; no obstante, también se tuvo que postergar por “tema de agenda” y hasta el momento no se tiene señalada la nueva fecha en la que se realizaría la diligencia en contra de los cinco imputados por el asesinato.

Los sospechosos están identificados con los apellidos Ortíz Vargas, Rivas Clark, Ovares Chevez y dos hermanos de apellidos García Canales. A ellos se les achaca el delito de homicidio en riña, el cual solo se castiga con penas que van de tres a seis años de cárcel, según lo establece el Código Penal en el artículo 139.

A ellos se les vincula directamente con el homicidio ocurrido el 26 de marzo del 2016 en playas del Coco, en Sardinal de Carrillo, Guanacaste, cuando Leiva fue atacado por una turba de al menos 20 hombres.

En medio de la riña, el joven recibió una puñalada en el pecho que terminó por arrebatarle la vida, “una vida llena de sueños”, según dijo su abuela Lilia Castro, el 27 de marzo de aquel año, a un equipo de este medio. Desde entonces, la familia ha preferido mantenerse alejada de la prensa.

Sin embargo, los años avanzan y pareciera que la justicia tarda en llegar.

Imputado pidió justicia ‘pronta y cumplida’

El largo camino que ha tomado este proceso penal desencadenó que hasta el mismo imputado Ortíz Vargas, alias La Bestia, interpusiera un recurso de amparo el 9 de diciembre del 2019, reprochando que no estaba siendo sometido a una justicia “pronta y cumplida”.

Él indicó a los magistrados que, el 22 de abril del 2018, él había sido condenado a dos años de cárcel por este hecho, luego de que aceptó los cargos y se acogió a un proceso abreviado.

Sin embargo, dicho resultado quedó sin efecto por razones que él no mencionó.

Ante esto, las autoridades judiciales le indicaron que el juicio se realizaría, en un primer intento, el 18 de agosto del 2020, lo cual para Ortíz era una espera excesiva puesto que debían transcurrir cerca de ocho meses para conocer qué pasaría.

Él aseguró que, con eso, se violentaba su derecho “a una justicia pronta y cumplida”.

No obstante, la Sala Constitucional le rechazó de plano el recurso porque allí analizan si existió mora judicial cuando los casos ya finalizaron y no como en este caso, que aún no ha llegado ni a juicio.

“De persistir en su disconformidad, deberá la parte recurrente acudir, si a bien lo tiene, ante la vía de legalidad que corresponda, a fin de plantear allí las gestiones que estime pertinentes para que se resuelva lo que en derecho proceda. Incluso, (...) podrá urgir, ante el juzgador encargado del proceso, el pronto despacho para que realice la actuación correspondiente o dicte la resolución que interese.

“En consecuencia, el recurso es inadmisible y así se declara”, apuntaron los altos jueces en el fallo Nº 25007 - 2019, del 13 de diciembre del 2019.

¿Y los sospechosos? Tres presos por otras causas; dos libres

Por este caso puntual, la Fiscalía indicó que ninguno de ellos descuenta prisión preventiva.

“La prisión preventiva es una medida procesal excepcional y se solicita según la valoración que realiza el Ministerio Público en cada caso”, indicó el ente acusador, al tiempo en el que agregó que tampoco tienen ninguna otra medida cautelar en su contra.

No obstante, tres de ellos sí están en la cárcel por otros hechos.

Para empezar, Ortíz, quien es conocido como Bestia, fue condenado a 15 años y seis meses de cárcel por una tentativa de homicidio y privación de libertad agravada, cometida en agosto del 2016.

Fue sentenciado porque supuestamente él y otro hombre secuestraron y torturaron a un individuo para obtener información de un sembradío de marihuana. Al ver que el ofendido no les brindó lo que querían, le dispararon cerca de su cuerpo, sin impactarlo y lo amenazaron con matarlo.

Además, en aquel mismo año, la Fiscalía indicó que Bestia también era investigado por formar parte de una banda narco conocida como Los Paveños (por ser de Pavas, San José), la cual supuestamente movilizaba droga a sectores costeros de Guanacaste.

El otro encarcelado es Rivas Clark, quien registra tres juzgamientos, según la Fiscalía. El primero es una pena de 3 años y diez meses de prisión por robo agravado; el segundo es una sentencia de un año de cárcel por ofensas y maltrato.

La última condena es de un año y ocho meses por el delito de incumplimiento de medida de protección y amenazas.

El tercero que descuenta prisión es Ovares Chevez, a quien un juez le impuso seis años de encarcelamiento por el delito de infracción a la Ley de Psicotrópicos.

El asesinato

El crimen de Alejo Leiva ocurrió el 26 de marzo del 2016, cuando este joven y varios amigos vacacionaban en Guanacaste.

A eso de la 1:20 a. m. de ese día ellos se trasladaron en un taxi pirata a un bar en playas del Coco. Cuando se bajaron del auto, el taxista casi golpea a uno de los muchachos, lo cual provocó un pequeño altercado.

En ese momento el incidente no pasó a más y el grupo entró al bar. Al rato, un sujeto se les acercó y les aconsejó que mejor se fueran porque los andaban buscando, pero ellos se quedaron.

Una media hora más tarde llegó una turba, de al menos 20 personas, a enfrentarlos. Los jóvenes salieron corriendo, pero a Leiva no le dio tiempo de escapar y fue atacado.

Él recibió una puñalada en el pecho, por lo que fue trasladado al Hospital Enrique Baltodano, en Liberia, donde murió tiempo después.