Perita: auxiliar de enfermera tiene facultad mental normal

Psiquiatra forense afirmó que acusada sabe distinguir entre el bien y el mal

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Una médica psiquiatra forense declaró, ayer martes, que la auxiliar de enfermería acusada de matar a una paciente en el Hospital San Juan de Dios, tiene todas sus facultades mentales.

La afirmación la hizo Larissa Escalante Chaves durante la audiencia de la tarde, en el juicio que se realiza en los Tribunales de Justicia de San José, donde se juzga a Ángela Barrantes Moreno, por el homicidio calificado de Lílliam Arias Prendas.

El hecho sucedió el 7 de agosto del 2012, cuando Arias se encontraba en la cama 117 del salón Lara, en el cuarto piso del edificio de Medicina del San Juan de Dios. La paciente, quien padecía diabetes, murió luego de que le inyectaron cloruro de potasio.

La imputada ingresó al hospital, vestida de blanco, fingiendo ser una enfermera. El lunes otra paciente, Celia Prado Piedra, manifestó que vio a Barrantes sacar una jeringa de la bolsa de la enagua. Pocos segundos después, Arias fue declarada fallecida.

Estado mental. Larissa Escalante expuso en el debate que valoró a Ángela Barrantes el 4 de febrero del 2013. Explicó que, para ello, incluyó todos los antecedentes de la paciente, en los que constan dos internamientos en el 2006 y 2007, en los hospitales Nacional Psiquiátrico y el Calderón Guardia.

Escalante dijo que Ángela Barrantes padece de un trastorno depresivo recurrente, el cual le produce alteraciones en el estado de ánimo, como llanto espontáneo y falta de sueño.

“Ese trastorno no suele producir una afectación en las capacidades mentales superiores (...); sin embargo, al momento de la valoración había síntomas depresivos activos, pero por lo demás estaba estable (...). En el informe que se presentó se concluye que la señora conserva un juicio adecuado. No había síntomas de psicosis. Tiene la capacidad de reconocer entre el bien y el mal, lo ilícito e ilícito”, dijo la especialista, quien labora en el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).

Escalante dijo que no encontró ningún elemento que sugiera un cambio en la personalidad de la sospechosa.

Esperaban recuperación. Durante la audiencia de ayer, también declararon Joselyn y María Julia Vargas Arias, hijas de la paciente fallecida. En los testimonios dijeron que cuando su madre sufrió la crisis, en agosto del 2012, por la cual la llevaron al Hospital San Juan de Dios, esperaban que ella superara el mal, como había sucedido en dos ocasiones anteriores.

Joselyn Vargas, ante la pregunta de la fiscala Laura Hernández, de si alguna vez Lílliam Arias manifestó el deseo de morir, contestó: “Nunca jamás, ella nunca manifestó que deseaba morir. Ella era muy creyente en Dios y decía que así como Él daba la vida, era el único que podía quitarla”.

Además, María Julia Vargas, contó que el 7 de agosto del 2012 Barrantes la llamó a su celular en seis ocasiones y en una de ellas le dijo que estaba junto a Lílliam Arias, a quien puso al teléfono.

“Como a las 9:10 (a. m.) me llamó y me dijo: aquí estoy, la tengo a la par. Le dije: usted me la puede pasar y dijo: ‘claro que sí’. Le dije: ‘mami soy yo, Julia, mami la amo mucho, ¿cómo te sientes?’. Ella lo único que pudo decir fue: ‘Julia’, pero un Julia como que le salió de lo más profundo del ser, como diciéndome: ‘Negra, ayúdeme’, y luego de que dijo Julia, dijo: ‘Ayy, noo’. Fue cuando Ángela le quitó el teléfono...”, describió Vargas.

La testigo narró que unos cuatro minutos después fue su padre Martín Vargas, quien recibió una llamada de Ángela Barrantes, pero esta vez para comunicarle que Lílliam Arias había fallecido, pues había sufrido un infarto.