‘No me mató porque yo estaba como un zombi, sino sería parte de la estadística de mujeres asesinadas’

Mujer agredida por su pareja sentimental describió en juicio dramáticos episodios de violencia

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“Él solo me decía que no me iba a ir, maldita, idiota, estúpida y golpes. Te voy a matar y golpes y golpes (...)

"Creo que en una ocasión no me mató por dos cosas; porque agarré el cucharón (para defenderse) y no el cuchillo, y la otra, por esa actitud que tomé, de estar completamente atónita, de no moverme, de no generar defensa. Él me pegaba y yo estaba ahí como un zombi. Si hubiera presentado más resistencia, todo hubiera sido diferente. Yo sería parte de la estadística de las mujeres asesinadas por sus parejas …”

“Lo único que deseo es que no se siga dando este ciclo de violencia. Hablé con cada una de las novias que tuvo Rodolfo y a todas les pegó. Les ofrecí la asesoría legal y ninguna quiso venir, por miedo, por eso mueren las mujeres en este país, porque no son capaces de sentarse en esta silla y declarar. Me ha costado mucho estar aquí sentada, muchos años (...)".

Este fue parte del relato de una profesional en Medicina (cuya identidad no se suministra por protección a la víctima), del drama que vivió durante los cinco meses de convivencia con su pareja y lo que siguió durante el año siguiente a la separación.

La declaración de la afectada, que consta en la sentencia 94-2019 del Tribunal Penal de Goicoechea, fue fundamental para que el pasado 25 de febrero se condenara al empresario Rodolfo Javier Sáenz Rodríguez a 48 años de prisión por seis delitos ligados a la violencia doméstica.

Truncado matrimonio

Sáenz, de 37 años, y la doctora de 39, se conocieron a finales del 2009 y en abril del año siguiente ya convivían en un apartamento en Goicoechea. Tenían planes de matrimonio.

Sin embargo, según relató la mujer en el debate, fue el 10 setiembre del 2010 cuando comenzó la violencia. En esa oportunidad Saénz se enojó porque ella le pidió que no le hablara de forma grosera.

“Entonces, él agarró una laptop y la tiró al suelo. Me pegó una cachetada, mis anteojos salieron volando, me empezó a insultar, se puso más violento (...) empezó a golpearme más, entonces yo abrí una gaveta, vi que estaba el cucharón, el cuchillo, pero agarré el cucharón, le dije ‘no me pegués’. Él me quitó el cucharón y empezó a pegarme con el cucharón (...)

“Trataba de salir, pero no me dejaba. Me siguió pegando, me alzó del cuello, me pegó contra la pared, estaba transformado. Me dijo que si me iba, me iba a matar (...) Luego me tiró al piso, se acercó, empezó a pegarme patadas en las costillas. No podía hacer nada de nada, los vecinos de al frente llamaron a la Policía ...”, narró la mujer.

La víctima agregó que poco después le hacía “cariño en la cabeza” y le decía perdón. "Yo ni siquiera me podía mover. Escuché que llegó la Policía, pero no podía gritar, no podía moverme”, recordó.

Ese episodio de violencia se extendió por más de una semana, pues Sáenz, con el respaldo de allegados, impidió a la mujer hablar con su familia e incluso la maquillaron para ocultar los golpes en el rostro.

Ella logró salir del apartamento el 18 de setiembre de ese año, cuando luego de otra discusión se refugió en un cuarto y llamó a la Policía. En esa ocasión a la mujer se la llevaron detenida pues Sáenz dijo a los oficiales de la Fuerza Pública que su madre había sido golpeada por la doctora.

Cuando estaba en la delegación de Calle Blancos, la mujer contó a su padre y a un cuñado lo sucedido. El 20 de ese mismo mes presentó la denuncia por violencia doméstica y el Juzgado le dio medidas de protección.

Acoso en la calle

Según la víctima, el asedio por parte del empresario, pese a las medidas, continuó, pues pretendía que ella quitara la denuncia judicial.

Para evadir el acoso, la familia envió a la mujer fuera del país, pero ella regresó en enero del 2011, cuando su padre murió. La afectada se trasladó a vivir a San Francisco de Dos Ríos, en San José, y consiguó trabajo en una clínica privada en Cartago.

“Rodolfo insistía en buscarme, me acechaba, me llamaba. En este país encontrar a alguien no es difícil, yo ya estaba harta de tener que esconderme y empecé a tratar de hacer mi vida normal ...", añadió.

No obstante, el 16 de setiembre del 2011 ocurrió otro episodio, cuando el individuo la interceptó en San Francisco de Dos Ríos, la subió a su vehículo y la llevó hacia la clínica en Cartago, y cuando estuvo cerca del lugar detuvo el vehículo.

“Yo me bajo del carro y él me quita los anteojos. Yo sin anteojos no veo nada. Empecé a discutir con él. Le decía que me diera los anteojos, en eso él me los pasa, pero me agarró del brazo. Él estaba sentado en el volante, se bajó, me agarró de la cabeza y trataba de meterme al carro. Yo me salí (...) me agarra del brazo, y me arrastra con el carro en movimiento”.

La agresión cesó porque varios testigos comenzaron a gritar e incluso un vecino grabó un video que fue aportado como prueba en el juicio.

Ese mismo día, cuando la mujer estaba en la clínica, Rodolfo llegó para que hablaran y como ella se negó, la golpeó y la abusó sexualmente.

Tras este evento, la mujer fue admitida en el Programa de Protección de Víctimas y Testigos del Ministerio Público y debió trasladar su residencia fuera de San José.

“Recibí amenazas de muerte por parte de Rodolfo, que si no quitaba la demanda, que si no vivía con él (...) me iba a matar (...). También amenazó a mi familia, que podían amanecer quemadas las casas, los perros, mi hermana (...) Solicité la protección de víctimas y testigos. Si estoy en esa zona (San José) debo andar con un chaleco antibalas, por el protocolo que tuve que firmar”, dijo la profesional en Medicina.

Credibilidad

Al dictar la sentencia, los jueces María Gabriela Vega Carvajal, Roy Jiménez Mata y Sergio Quesada Carranza estimaron que Sáenz Rodríguez era responsable de seis delitos: una tentativa de feminicidio, una tentativa de homicidio simple, dos delitos de restricción a la libertad de tránsito, una restricción a la libertad de autodeterminación y un delito de violación simple.

“Este órgano arriba a la certeza absoluta de la participación única y responsable del aquí acusado en los seis hechos ilícitos acusados, y no encuentra en absoluto, razón alguna para considerar que la ofendida esté faltando a la verdad, inventando una versión (...) por un motivo de odio, venganza, interés económico, o algún otro que no sea decir la verdad y clamar por justicia”, señaló el tribunal.

Gustavo Corella Vásquez, representante legal de la víctima, reaccionó a la sentencia.

“Se ha hecho justicia. El sistema ha creído en mi clienta. Esta resolución representa el triunfo de la verdad, pese a lo lento y tortuoso del proceso. Ver sonreír a mi clienta, porque pese a los cuestionamientos y señalamientos de la defensa, fue escuchada y respetada por un tribunal probo y objetivo, es un privilegio”.

En tanto, Rodolfo Sáenz negó todos los cargos durante una declaración en el juicio.

“Niego categóricamente que se le hubiera privado de la libertad, siempre tuvo la posibilidad de entrar o salir de mi casa y la de mi madre. Siempre tuvo su teléfono, incluso en sus momentos de enojo me quitaba mi teléfono. Sí hubo desacuerdos. Niego que la haya agredido, en ningún momento la he golpeado, eso es falso”.

Consultado su abogado defensor, Carlos Villalobos Rodríguez, sobre si apelarían el fallo dijo que su labor profesional terminó con la sentencia, luego de llegar a un acuerdo con el empresario.