Dos ladrones fueron condenados a 13 años de prisión por robar ¢900.000 y unas piezas de pollo en cuatro negocios de Desamparados y de San Francisco de Dos Ríos, en San José.
La sentencia fue dictada por el Tribunal Penal de Desamparados en contra de dos sujetos, ambos identificados con el apellido Martínez.
A ellos los hallaron culpables de seis delitos de robo agravado perpetrados en cinco días de junio del año pasado.
En esa misma diligencia, el Tribunal dictó un procedimiento abreviado en contra de un sujeto, apellidado Bolaños Ramírez, luego de que este aceptara los cargos. Lo condenaron a tres años y cuatro meses de prisión por un delito de robo agravado.
Ellos fueron detenidos en agosto del año pasado, luego de que la Policía Judicial realizara varios allanamientos en El Huazo, Patarrá y La Capri, en Desamparados.
Según el Ministerio Público, el primer caso ocurrió pasadas las 3 p. m. del 22 de junio del año pasado en San Miguel de Desamparados, cuando los imputados ingresaron a un comercio.
Al parecer Martinez sacó un arma de fuego y se dirigió a la caja registradora, donde se encontraban los ofendidos. Bajo amenazas, Bolaños sustrajo ¢240.000 y celulares.
Seis días después, los imputados llegaron a un local de venta de pollo y fingieron que iban a comprar comida. Se cree que, cuando la ofendida abrió la caja para cobrarles, Martínez la empujó y, junto a los otros imputados, sustrajeron ¢60.000, un celular y unas piezas de pollo.
Ese mismo día, llegaron a una soda a las 11 p. m., en San Francisco de Dos Ríos y usaron el mismo modo de operar: simularon ser clientes y le pidieron comida al dueño. En un momento determinado, Martínez Mora golpeó al propietario y Bolaños y otro asaltante tomaron la caja registradora que tenía ¢200.000 y unos refrescos.
El 29 de junio cometieron el último hecho delictivo. Ese día se apersonaron a un supermercado en Fátima de Desamparados.
Martínez tomó unas bebidas alcohólicas y las introdujo en un bolso. En paralelo, Bolaños y el otro sujeto le pidieron a la vendedora que les facilitara otras dos botellas de licor y, cuando esta abrió la caja registradora, los imputados aprovecharon para sustraer ¢400.000.