Fiscalía: torturaron al padre y a sus hijos

Cadáveres tenían múltiples heridas de arma blanca, balazos y marcas de golpes

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La Fortuna, San Carlos. En el primer día del juicio por el crimen del empresario hotelero Geovanny Soto Ruiz (52 años) y sus hijos Juan Mauricio y Enmanuel Soto (29 y 20), la Fiscalía y un agente judicial que dirigió la investigación aseguraron que fueron torturados con armas blancas y de fuego antes de ser asesinados.

Así lo reveló ayer la fiscala Mónica Hernández, quien acusó a dos nicaragüenses, de apellidos Sándigo y López (28 y 31 años), de tres delitos de homicidio calificado, tres privaciones de libertad y uno de robo agravado.

El primero laboraba como peón agrícola y de construcción en una finca, mientras el otro encartado era salonero y bartender .

El imputado de apellido Sándigo (camiseta) se abstuvo de declarar. El tribunal es integrado por los jueces Marco Vinicio Lizano, Lorna Quirós y Blanca Salas. Para hoy se esperan 8 testigos de la Fiscalía. | CARLOS HERNÁNDEZ

El hecho se inició la noche del 8 de febrero del año anterior y culminó la madrugada del día siguiente, cuando los homicidas acabaron con dos de los familiares en una calle de lastre entre Zeta 13 y la catarata del río La Fortuna.

Según la Fiscalía, los sospechosos sorprendieron a Enmanuel Soto en el momento en que conducía un microbús; luego se lo llevaron hasta la vivienda del padre y finalmente llegaron hasta el hotel, donde hallaron a Mauricio.

“A las víctimas las torturaron. Los homicidas actuaron con mucha violencia; tenían gran cantidad de heridas de arma blanca y de fuego en sus cuerpos. Era algo planeado y cada uno tenía funciones específicas”, afirmó Hernández durante la acusación.

También están identificados un hombre de apellido Reyes, otro conocido como Rónald y un quinto que se habría cubierto el rostro con un pañuelo rojo.

Ejecutados. El agente de la Policía Judicial Mateo González relató ante el tribunal que, en el caso de Enmanuel, le dispararon 10 veces a corta distancia, lo que le causó laceración en los pulmones. Su cuerpo fue hallado en el microbús.

Sobre Mauricio Soto, dijo que este presentaba 22 heridas hechas con un arma punzocortante; una de ellas se la hicieron en el cuello para degollarlo.

“El peor trato se lo dieron al padre, ya que tenía 35 heridas de arma blanca y le dispararon en dos ocasiones en la cabeza. Fue una clásica ejecución y un comportamiento bárbaro”, sostuvo González durante casi cuatro horas frente a los jueces.

Él agregó que la comparación de casquillos “dio positiva” con los de una pistola calibre 25 que fue hallada envuelta en una pañoleta en la finca donde trabajaban dos de los sospechosos. Confirmó que en el automóvil BMW de Mauricio Soto se levantaron huellas digitales de Sándigo y López.

Aunque no se mencionó un móvil del triple homicidio, otra fuente judicial aseguró que una aparente deuda de ¢8 millones que tenía el padre con un foráneo habría motivado el ataque.