Una familia lleva tres años luchando para saber quiénes fueron los culpables de que el marco de una cancha de fútbol cayera sobre una niña de preescolar cuando ella jugaba, durante un recreo, en la plaza de la Escuela de Barrio Pinto de Montes de Oca, San José.
La menor, de 6 años, recibió el impacto de los tubos de metal en la cabeza. Sufrió lesiones de consideración que la incapacitaron por un mes. Luego de someterse a una rehabilitación, superó el accidente, que no le dejó secuelas motoras.
Hoy, la víctima, que tiene nueve años, se reintegró al sistema educativo, pero todavía debe someterse a cirugías plásticas para que le eliminen las cicatrices del rostro.
“Lo que queremos es que se nos diga quién era el encargados de cuidar a la chiquita. Es que creemos que hay evidencia de alguna negligencia, un descuido”, dijo Marileen Esquivel, madre de la niña.
Precisamente, los padres en primera instancia acudieron al Ministerio de Educación Pública (MEP), pero luego de una investigación administrativa, la entidad archivó el caso en el 2015, sin señalar responsables.
Paralelamente, la familia llevó el asunto al Juzgado Contencioso Administrativo para que sea un tribunal el que señale a los responsables. El caso se tramita mediante el expediente 14-000416-0164-CA y es una demanda por daños y perjuicios contra el Estado.
Este percance trascendió luego de que, el pasado 29 de junio, un estudiante de 14 años del Liceo de Nicoya, Guanacaste, falleció cuando el marco de una cancha de fútbol cinco le cayó en la cabeza. El suceso tuvo lugar en el gimnasio del colegio.
Juego con mecate. El caso de esta estudiante de preescolar ocurrió el 30 de abril del 2014 a las 10:30 a. m., cuando los niños de kínder salieron a recreo y fueron llevados a jugar con mecates y bolas, tanto en la plaza como en una pequeña área de juegos colindante, según se detalló en la pesquisa del MEP.
Los que estaban en la plaza enredaron un mecate en un tubo del marco y lo jalaron. El anclaje de la estructura metálica cedió y golpeó a la niña. Otro menor sufrió raspones leves.
A la menor la trasladaron al Hospital Nacional de Niños, donde se dictaminó que había fracturas de los huesos parietal y occipital (en la cabeza) que obligaron a varias operaciones.
Marileen Esquivel explicó que, días después del suceso, el exdirector de la escuela, de apellido Calderón, la llamó para llegar a un arreglo extrajudicial y evitar posibles demandas.
“Nosotros (habló junto al papá de la niña) le decimos que esa no es nuestra prioridad (demandar). El director nos ofrece un seguro como apoyo. Nos dice que hay un convenio entre el INS (Instituto Nacional de Seguros) y el MEP para este tipo de situaciones (...) lo que nos pareció adecuado para la atención de la niña.
”Ese mismo día vamos a averiguar y es cuando nos damos cuenta de que no existe esa póliza (...); es ahí donde denunciamos el caso ante la Contraloría de Derechos Estudiantiles porque sentimos que nos engañaron”, dijo la madre.
Aunque hubo una pesquisa, el caso se archivó y las dudas de la familia persisten. Ellos quieren saber quién debía cuidar a la niña y por qué cedió el marco.
“A mi hija no le quedaron secuelas. Vea, ahora está en el equipo de fútbol de la escuela y quería ser la portera, pero el entrenador le dijo que no era conveniente ” , señaló la mamá.