Estado debe pagar $100.000 a campesino por no darle cédula

Error de Registro Civil en 1977 fue corregido hasta en mayo el 2011

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

---

El Tribunal Contencioso-Administrativo, con sede en Goicoechea, condenó al Estado a pagar $100.000 al campesino Gerónimo Abarca Jirón, por dejarlo 34 años sin su cédula de identidad.

Los jueces, en una resolución adoptada el 11 de febrero pasado, estimaron que a Abarca se le violó un derecho fundamental, como es el de contar con el documento de identificación.

“Es un derecho de suma importancia para cualquier individuo, ya que le permite identificarse como ciudadano y con ello desarrollar todos su derechos y deberes (...), mantener a la persona apátrida, sin una ciudadanía, sin una identificación de su nacionalidad con ello se le limita su desarrollo como persona y su proyecto de vida”, dice el fallo.

Gerónimo Abarca, de 64 años, aunque agradeció a los jueces que ratificaran que el Estado le arrebató durante muchos años un derecho, no consideró justo el monto que le otorgaron.

“Siguen burlándose contra mí. No puede ser lo que me están dando por 34 años (...), eso sale como un millón (de colones) por año. Estoy en contra de eso y le dije al abogado: apelemos”, manifestó este hombre, quien tiene casi cuatro años sin trabajar por diversos males.

Rodrigo Araya Solera, abogado que lo representó , dijo que elevaron el caso ante la Sala Primera de la Corte, porque “34 años de sufrimiento equivalen como a $10 (¢5.000) diarios. Creemos que es una indemnización baja porque el sufrimiento que él vivió en carne propia, lo que es ser una persona invisible, amerita un poquito más y vamos a luchar para que en vida lo pueda gozar”.

Historia. Abarca, hijo de padres nicaragüenses, nació el 30 de setiembre de 1950 en Pococí, Limón, pero sus progenitores nunca inscribieron el nacimiento en el Registro Civil. Fue hasta el 16 de abril de 1975 cuando Gerónimo Abarca hizo la gestión mediante el llamado certificado de declaración de nacimiento.

En el expediente judicial consta que las dependencias del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) aceptaron el pedido y emitieron la cédula. Empero, en agosto de 1977, el Registro Civil acordó dejar “sin efecto ni valor por contener datos erróneos” la disposición de dar ese documento de identificación.

Los jueces Juan Luis Giusti Soto, Ileana Sánchez Navarro y Sergio Mena García determinaron que Abarca hizo varias gestiones para volver a tener la cédula, sin resultados positivos. Fue hasta en mayo del 2011 cuando el TSE, ante un nuevo reclamo del campesino, admitió el yerro y le otorgó el documento.

Gerónimo Abarca ha dedicado la mayor parte de su vida al trabajo en el campo. Vivió en unión libre y es padre de seis hijos.

Alegó que nunca se casó por no tener la cédula.

“Me separé de mi compañera porque vea, le voy a contar: ella y yo somos evangélicos. Ella quería servirle a Dios, pero le exigían estar casada, pero yo no podía. Ella me quiso mucho, igual yo, pero yo dispuse alejarme de ella. (...) se casó con otro varón y le está sirviendo a Dios”, explicó.

Abarca ahora vive con su hijo Emmanuel Abarca en una casa en Coopeutba, en Limón centro.

“El terreno de esa casa (donde habita Emmanuel) era mío, pero al no tener documentos no podía inscribirlo. La casa se la dieron a la doña con bono. No tengo tierra, no tengo casa porque todo está a nombre de ella. Ahorita estoy en la casa de mi ex, con mi hijo que vive ahí”, relató.

Agregó que, debido a un hernia y la diabetes, no trabaja y depende de los alimentos que le prepara su hijo. “Espero en Dios que esto (la apelación) salga rápido, porque lo metió un adulto mayor y quiero poner a trabajar la platica y todos mis tiempos perdidos recuperarlos”, concluyó.