Dan libertad vigilada a adulto juzgado por abusar de menor

Hombre estará dos años en su casa bajo el control de Instituto de Criminología

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Liberia. Un adulto que tiene un desarrollo mental similar al de un niño de 6 años, fue hallado culpable de abusar sexualmente de un menor, pero no irá a prisión debido a que el tribunal estimó que el sujeto no comprende sus actos.

Por eso, los jueces determinaron que el hombre de 27 años, de apellido Murillo y conocido como Vegueta, sea sometido a un sistema de libertad vigilada durante dos años, según sentenció ayer el Tribunal Penal de Liberia.

Durante ese tiempo, Murillo estará en casa junto a su madre, pero bajo vigilancia de personeros del Instituto de Criminología, una dependencia adscrita al Ministerio de Justicia.

En el fallo se resalta que Murillo actúa como un niño de seis años que no puede distinguir entre lo lícito o ilícito de sus actos y por eso fue declarado inimputable, o sea, no se le puede aplicar una medida de prisión.

Precisamente durante el debate, que se inició este jueves y concluyó ayer, el acusado pasó casi todo el tiempo entretenido con carritos de juguete, muñecos transformers y libros de colorear.

Años de espera. Los hechos por los que fue juzgado Murillo ocurrieron en mayo del 2008.

En el debate se determinó que el hombre se acercó a unos niños que jugaban cerca de su vivienda, tomó a uno de ellos, entonces de 7 años, lo sentó en sus regazos y empezó a hacer movimientos de índole sexual.

Los otros menores le pidieron que lo soltara pero no lo hizo sino hasta que el niño empezó a llorar, entonces lo liberó. Fue entonces que acudieron a dar aviso de lo sucedido a los padres de su amigo.

En el debate, el Ministerio Público mantuvo la tesis de que Vegueta actuó contra los deseos del menor. Como parte de los testimonios, la víctima relató que nunca consintió en que Murillo lo sentara en regazos, mientras que su madre agregó que el sujeto nunca acostumbraba jugar con su hijo.

Condición especial. El defensor público de Murillo, Mario Cheng, concluyó que su cliente nunca procedió de manera consciente, pues su condición especial le impedía conocer que ese acto era ilícito.

Con esa base, el abogado le propuso al tribunal penal que ordenara que Murillo debía someterse a algún tratamiento psiquiátrico en el Hospital de Liberia.

Por su parte, la representante del Ministerio Público, Valeska Mora, reconoció que el acusado no tiene la capacidad mental para reconocer el carácter lícito o ilícito de sus actos o sus consecuencias.

Al final, los jueces se apegaron a la pretensión de la Fiscalía y decidieron imponer la libertad vigilada para Murillo, como sanción sustitutiva de prisión. De manera adicional, le pidieron a la madre del hombre que tuviera más control sobre su hijo y, que de ser posible, no le permita salir de su casa sin ningún tipo de supervisión.

Previamente, la progenitora admitió ante los jueces que a menudo su hijo anda solo por las calles del barrio e incluso que entra a fiestas y a casas sin invitación alguna.

Sin embargo, aclaró que Murillo nunca ha tenido problemas. En el juicio se comprobó que él nunca había sido procesado ni condenado en otras ocasiones.