La intuición de un joyero, quien previó que sería víctima de un asalto, impidió que cuatro sujetos saquearan su local. A uno de los sospechosos el atrevimiento le costó dos balazos.
El comerciante llamó a la Policía antes de que los malhechores entraran al negocio el jueves y luego los enfrentó a balazos cuando estos revelaron sus intenciones.
La banda ingresó a la joyería Cristal, en el mercado municipal de Buenos Aires, Puntarenas, pasada la 1:30 p. m.
“Nos encañonaron a mí y a mi tía. Cerraron la puerta de la joyería. Mi tío político vio lo que pasaba por un sistema de seguridad que él tiene y se vino.
“Nos advirtieron que no hiciéramos nada. Cuando quitaban la vitrina para sacar las joyas, apareció mi tío y les disparó. Logró darle a uno de ellos. Entonces escaparon. En la desesperación por salir, dejaron en el piso unas balas”, contó un dependiente, quien solicitó no revelar su identidad.
Los sujetos no pudieron llevarse nada. El sospechoso herido es de apellido Arce.
Otra aprehensión. Dos de los sujetos subieron a un taxi. La Fuerza Pública, alertada previo al asalto, estaba cerca.
Los agentes interceptaron el vehículo de servicio público frente al restaurante Flor de La Sabana, a unos dos kilómetros del local.
Solo pudieron detener a uno de los ocupantes, de apellido Reyes.
Por su parte, el hombre baleado –las autoridades no precisaron en qué partes del cuerpo está herido– fue trasladado a la clínica de Buenos Aires y de allí al Hospital Escalante Pradilla, en Pérez Zeledón.
Los dos sujetos son vecinos de Desamparados, San José. El jueves, el OIJ detuvo a otra banda en San Juan y León XIII de Tibás, sospechosa de asaltos en construcciones. La Unidad de Delitos contra la Propiedad de la Fiscalía pidió un año de prisión preventiva.
Los detenidos en ese caso son de apellidos Morales, Santamaría y Mena. Ellos son sospechosos de robar en construcciones de viviendas lujosas de La Sabana, Escazú, San Francisco de Dos Ríos y Guayabo de Curridabat.
Los hampones se presentaban en los lugares llevando cascos y chalecos reflectores, bajo la falsa identidad de arquitectos, detalló la Policía.
Una vez que identificaban al vigilante, procedían a inmovilizarlo con cuerdas.