Como el guarda de seguridad Gabriel Poveda Arceda no llegó a dormir el jueves a la casa, su compañero de vivienda y de trabajo, Milton Palacios, se preocupó y ayer salió a buscarlo a las 6 a. m.
Poveda, de nacionalidad nicaraguense, laboraba en el residencial Quizarco, en Santo Domingo de Heredia, pero tuvo el día libre.
El jueves le dijo a su compañero que iba a ir a la escuela en la que estudian sus hijos para reportarlos enfermos.
Palacios recordó esa conversación y se fue de inmediato al centro educativo, en el que le informaron de que su amigo había estado ahí. En ese momento, la preocupación aumentó.
Después de un rato más de búsqueda, Palacios encontró el cuerpo de su amigo tirado en una quebrada que se ubica en el límite entre San Isidro y Santo Domingo de Heredia, a unos 500 metros del colegio Yurusti.
“Él siempre llegaba a dormir a la casa. Cuando lo vi, les avisé a unos compañeros y llamamos a la Policía”, comentó Palacios.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) informó de que el cuerpo tenía varias heridas de cuchillo, una de ellas en el cuello.
Al parecer, a la víctima le robaron una bicicleta y unos tenis. Ayer, la Policía Judicial no tenía identificados a testigos ni a sospechosos de cometer el homicidio.
Los cruzrojistas descendieron a la quebrada con ayuda de cuerdas para sacar el cuerpo de Poveda.
“Antes de sacarlo tuvimos que esperar a que llegaran algunos miembros del OIJ para que hicieran valoraciones. Tardamos unos 30 minutos”, informó Luis Calderón, de la Cruz Roja.
Palacios comentó que ambos vivían en San Pablo de Heredia, cerca de la empresa de pastas Vigui.
Añadió que Poveda tenía pareja y tres hijos. Hace unos diez años dejó su natal Nicaragua para venir a Costa Rica.
Problemas. Palacios relató que Poveda era un hombre tranquilo, pero que recientemente tuvo problemas con algunos jóvenes que lo molestaban y le quebraron el vidrio de la caseta. “Él decía que lo iban a matar”, añadió. Colaboró con esta información Alonso Tenorio.