Estafadores compraron 3 boletos aéreos con tarjeta que profesora dio para cirugía

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El teléfono interno de la habitación sonó. Del otro lado de la línea, un hombre se presentó como empleado del hospital. Úrsula Pimentel contestó confiadamente los timbrazos, sin saber que escuchaba la voz de un estafador.

Ella aguardaba en la habitación de la clínica privada, mientras los médicos operaban a su esposo una hernia discal el pasado 8 de mayo...

La cirugía había sido pagada por completo con anterioridad.

“Cuando ingresamos, mi esposo y yo llenamos los formularios. Leímos una información general sobre la política de pagos y se mencionaba que debíamos dejar un voucher abierto como rutina para cubrir eventuales gastos imprevistos”, explicó esta profesora de alemán.

Al teléfono, la voz masculina le pidió a Pimentel los datos de una tarjeta de crédito; sin embargo, ella solo portaba la de débito. “Los datos que me solicitó fueron mi nombre completo, número de tarjeta, fecha de expiración y código de seguridad. Se los di todos”, recordó, sin tener la mínima sospecha porque así lo establecía la política del hospital.

Su esposo recibió la salida del hospital el 9 de mayo, y, al día siguiente, el banco llamó a la casa de la profesora para consultar si había realizado compras recientemente con la tarjeta.

Pimentel revisó su estado de cuenta y notó que había tres compras de tiquetes aéreos a Colombia que jamás realizó, por lo cual denunció el caso al banco y al Organismo de Investigación Judicial.

Los estafadores lograron robarle ¢1,6 millones de la tarjeta en pocos días. La Policía logró identificar quiénes fueron los viajeros, pero hasta la fecha no se ha responsabilizado a nadie.

Hace unas semanas, la entidad financiera repuso el dinero a su clienta. El hospital, por su parte, solamente respondió ante una queja que también denunciarían la situación al OIJ para investigar si se trató de una red infiltrada, y alertó a los clientes para que no brindaran datos por los teléfonos internos.

“Para nosotros, el daño fue económico y naturalmente emocional, en el sentido de que estábamos pasando por un momento difícil y estábamos vulnerables por la salud de un familiar.

”La forma en que se hizo todo nos pareció bastante lógica porque en el formulario de admisiones de la clínica nos alertaban de la posibilidad de abrir un voucher ”, dijo.