Esta semana en 'Revista Dominical': 30 años de la masacre de Alajuelita

Dedicamos toda la edición a recordar la atroz matanza con la que Costa Rica perdió la inocencia, en abril de 1986.

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San José (Redacción)

Hace 30 años, exactamente el primer domingo de abril de 1986, seis niñas y una mujer fueron asesinadas en La Cruz de Alajuelita, en la primera de muchas matanzas que se le acreditarían a un asesino en serie apodado El Psicópata, quien a finales de esa década y comienzos de los 90 acechó la seguridad de los costarricenses.

Si bien se trata de la matanza más atroz que el pueblo costarricense recuerde, no es un hecho que esté realmente inscrito en la memoria colectiva del país, específicamente por las nuevas generaciones, las cuales naturalmente no estaban presentes durante aquella semana en la que, sin más, Costa Rica perdió su inocencia.

Aprovechando el trigésimo aniversario de aquella masacre, la Revista Dominical de esta semana dedica todo su contenido tanto al asesinato múltiple como a las demás muertes perpetuadas por El Psicópata. Además, repasamos algunas de las víctimas indirectas de la tragedia y conversamos con una sobreviviente.

La periodista Yuri Lorena Jiménez, editora de Dominical, orquestó este despliegue conmemorativo y escribió varios de los artículos que se publicarán el domingo 3 de abril; entre ellos, el artículo de portada. Otrora reportera de sucesos, Jiménez ha estado histórica y laboralmente interesada en este hecho.

En sus palabras, así delucida Jiménez la creación de este especial y los recuerdos que el asesinato todavía le trae:

Si en San José la noticia de la masacre de una mujer y seis niñas fue una hecatombe de estupor 30 años atrás, en las zonas rurales, como mi natal Turrialba, aquello parecía cuento de una película de horror de otro mundo.

Yo estrenaba cédula y con ella todos mis sueños de convertirme en periodista. Como el resto del país, me hipnotizaba ver a Rosario Zamora, madre de tres de las chiquitas, hermana de la adulta que iba con ellas y tía de las otras tres. Su imagen, desde entonces, quedó grabada en mi retina. En la retina colectiva. Era la imagen de la desolación. Nadie daba un cinco por ella. ¿Cómo iba a seguir viviendo? ¿Cómo podía alguien vivir con eso?

30 años después, la vida me cruzó con Rosario por cuenta del aniversario del crimen múltiple más espantoso del que se tenga noticia en el país.

Su vida después es uno de los grandes temas que desarrollamos el próximo domingo, con motivo de los 30 años de acaecida la espeluznante tragedia de La Cruz de Alajuelita. El caso, judicialmente, está cerrado. Pero tras reportear, escarbar en archivos, hablar con la doliente #1, con el único sobreviviente del grupo de acusados inocentes, con los policías que llevaron el caso, es un hecho que el caso seguirá abierto no sé si por los siglos de los siglos, amén... pero sí mientras todos los involucrados en el crimen del siglo en Costa Rica tengan un hálito de aliento.

Aunque las nuevas generaciones no conozcan el caso, esto ocurrió y marcó y manchó la vida de decenas de costarricenses, por siempre jamás.

—Yuri Lorena Jiménez