‘Yo sentía la muerte, lo que vivimos fue algo fatal’, dice una vecina de Tobosi afectada por corriente de lodo

Puertas de la casa que alquilaban tres adultos mayores se trabaron por el barro que les llegó hasta la cintura

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El Guarco. Marta Cerdas Cordero vive en el barrio Corazón de Jesús, en Tobosi de El Guarco, Cartago, uno de los puntos más afectados por las inundaciones ocurridas este lunes. A sus 64 años, afirma que nunca había visto la muerte tan de cerca como en la lluviosa tarde del 6 de noviembre.

Ella vive con su marido, José Rafael Cordero Solano, de 75 años, recién operado, y con su cuñado Eduardo Cordero Solano, de 80 años, quien sufre una discapacidad que le impide movilizarse por sí mismo.

“Yo sentía la muerte”, dice al recordar que enviaba audios a una prima rogando que llegaran a rescatarlos, porque ya tenían el agua casi a la altura del pecho.

Más que agua, era lodo lo que corría por su casa, y en eso vio a Eduardo tratando de sostenerse para que el barro no se lo llevara. Como pudo, con la ayuda de su esposo, lo subieron a la mesa para evitar que se ahogara. Perdieron todos sus bienes, incluso el diario que habían comprado un día antes.

Dice que suplicaba a la Santísima Trinidad para que el agua bajara, y poco a poco comenzó a disminuir. Afirma que fue algo terrible lo vivido, ya que las dos puertas quedaron trabadas por el barro y no podían salir.

Asegura que su cuñado llora mucho al recordar lo vivido y dice que ninguno pudo dormir. Están a la expectativa de las ayudas que puedan recibir para buscar otra casa de alquiler y seguir adelante.

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Don Rafael Ángel, quien es pensionado de la municipalidad de San José, relató que a eso de las 2:30 p. m., iban a tomar café y ver televisión cuando comenzó a llover muy fuerte. “Se vino un baldazo de un solo tiro”, dijo Cordero al recordar que estaba recostado en su cama cuando de repente se oyó el estruendo de un poste metálico que fue derribado por la corriente y cayó en una casa cercana.

Pensó que era un huracán o un terremoto, por lo que salieron a ver qué era y se percataron de que las corrientes de agua comenzaban a inundar las casas, incluida la suya. En un momento, el agua llegó hasta los tobillos y fue ahí donde la puerta se trabó.

En cuestión de segundos, el agua entró de golpe y les llegaba a la cintura, por lo que tuvieron que correr para subir a su hermano a la mesa.

Con un tubo, pudo hacer un agujero en la puerta para que el agua siguiera su cauce, y por ahí pudo pedir ayuda hasta que llegaron los bomberos a rescatarlos y llevarlos a un lugar seguro.

Afirma que el agua se llevó hasta la plata de su pensión, que tenía guardada en un mueble para pagar el alquiler de la casa en la que vivían desde hacía cuatro meses.

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Sandra Ortiz, dueña de la propiedad, afirmó que a ella la llamaron para avisarle lo que pasaba, pero al llegar era imposible acercarse hasta la casa porque el río bajaba por las calles con fuerza. Esperó hasta que los socorristas rescataron a los tres adultos mayores, quienes pasaron la noche en la casa de una hermana de doña Marta Cerdas.

Las paredes de la casa tienen marcas del agua a más de medio metro de altura, por lo que este martes tuvieron que llegar varios familiares a limpiar. Afirmó que los daños son cuantiosos y que le dan ganas de llorar al ver las condiciones en que quedó la vivienda.