Volcán Poás sorprende a vulcanólogos con súbita erupción esta madrugada

Coloso alajuelense presentaba una fumarola muy activa, pero no se esperaba una explosión tan pronto, lo que motivó visita de científicos este miércoles

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El volcán Poás registró la madrugada de este miércoles una erupción moderada en la fumarola norte, la cual se elevó a 500 metros desde la base del cráter y se mantuvo durante tres minutos, informó el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori). Personal especializado se desplazó al coloso con el fin de analizar lo ocurrido y realizar mediciones y valoraciones en ese cráter que está en Poás de Alajuela a 2.708 metros sobre el nivel del mar.

De acuerdo con el vulcanólogo Javier Pacheco, se trató de una erupción hidrotermal, es decir, el agua de lluvia que alimenta la laguna y también toda la parte superior del macizo se fue recalentando bajo la superficie de la Tierra y rápidamente pasó de su fase líquida a una de vapor, expandiéndose y rompiendo violentamente la roca.

El agua hirviendo, vapor, barro y fragmentos de roca fueron lanzados por la fumarola hacia la laguna y alrededores de modo que todo ese material de la pared norte cambió la morfología del lago. Esta mañana se formó una especie de península de más de 100 metros de largo donde antes solo se veía agua.

La energía que activa estas erupciones proviene del vapor magmático residual y es transferida hacia la superficie por el gas que sale a raíz de la descompresión súbita.

Pacheco afirmó que las últimas mediciones de temperatura en la fumarola norte revelaban un incremento, pero estaba aproximadamente a 100 °C., por lo que no se esperaba tan pronto una reacción como la ocurrida, pues en otras ocasiones previas a erupciones había subido hasta 900 °C.

“Se venía incrementando la presión y la temperatura. Hoy a las 2:42 a. m. voló la tapa al producirse una explosión. La emanación de gases sigue porque es una fumarola bastante activa”, explicó.

Por su parte el vulcanólogo Gino González, de Volcanes sin Fronteras, quien en marzo estuvo justo en la zona donde ocurrió la erpución, dijo estar impresionado y tratando de entender qué pasó.

“En la reciente visita al Poás daba la impresión de que el sistema estaba tranquilo y aunque esa fumarola, conocida como fumarola naranja, estaba muy dinámica, aún estamos analizando lo ocurrido”, dijo.

Agregó que se ve azufre flotando y eso refleja que se rompieron los sellos como ha ocurrido años atrás, pues el gas busca la forma de salir. Dijo que usualmente los lagos ácidos tienen una fumarola activa a la par. “Ahora hay que ver cómo sigue la actividad ahí, pues el nivel del lago estaba alto, lo que es signo de un sistema en relajación, pero también puede ser que el vapor en el fondo esté empujando y subiendo el agua”, dijo González.

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Visita de turistas sigue normal

Como la erupción fue en la pared, por encima del nivel del lago, no hubo salida de agua hiperácida, más que todo fue vapor. Se produjo un deslave en la pared y el material cayó en el lago. “Habían signos de que la fumarola estaba activa, pero no se esperaba una erupción tan fuerte” puntualizó Pacheco.

De momento el acceso a turistas sigue abierto, según informó Blas Sánchez de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), quien afirmó que las recomendaciones de extremar cuidados fueron reiteradas a los guardaparques y visitantes. Solo en caso de que se nuble el cráter podrían darse cierres temporales preventivos. El sector del mirador no tuvo problema alguno con la explosión y por eso se sigue operando con normalidad, dijo Sánchez.

La mayoría de los gases fueron dispersados por el viento hacia la zona de Bajos del Toro Amarillo, distrito de Sarchí y también hacia Grecia (oeste) , por eso la CNE alerta a quienes suelen entrar por accesos ilegales, principalmente en las noches y madrugadas, pues esos gases son sumamente peligrosos.

El martes próximo se cumplen cinco años de que comenzó el ciclo eruptivo más fuerte de ese volcán en lo que va del siglo, el cual obligó al cierre del acceso al mirador y a las zonas aledañas del coloso que fueron bañadas por cenizas. Esa vez, grandes rocas llegaron incluso a los senderos y desapareció el domo o enorme pared de más de 400 metros de largo que se había formado desde las erupciones de 1953.