Rescatistas debieron sepultar cabina de draga para sacar con vida a operador

Fortaleza de la cabina evitó que a hombre lo prensaran piedras de hasta tres metros de diámetro

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"Hubo un momento en que se tuvo que tomar una decisión que fue arriesgada para poder sacarlo a él con vida: tuvimos que enterrarlo de nuevo.

"Fue una decisión consensuada, muy difícil de tomar, pero era la vida de él y la de nosotros las que estaban en riesgo. En ese momento, teníamos un talud de unos 15 metros en posición vertical sobre nosotros.

"Sabíamos cómo estaba la draga, cómo estaba la persona, que tenía la seguridad. Le creamos un espacio vital con madera, troncos y láminas de 'plywood' para que tuviera un espacio de colchón que le amortiguara esa caída de escombros. Fue la decisión que tomamos y fue la decisión certera..."

Así narró, este sábado, Roy Abarca Jiménez, líder del grupo Unidad de Rescate Urbano (USAR) del Cuerpo de Bomberos, el instante más crítico en la labor de 20 horas para sacar con vida a Minor Pérez Castro, el operador de un draga que, el viernes a las 3:55 p.m., quedó enterrado en el tajo El Cerro, en Dulce Nombre de La Garita, Alajuela.

El accidente ocurrió cuando el trabajador limpiaba los caños en una especie de cañón (hay dos paredones totalmente verticales a los lados), y se desprendió material de uno de los costados. El geólogo de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), Blas Sánchez dijo que fueron 10.000 metros cúbicos que cubrieron totalmente la draga. Cuando el personal de rescate llegó al sitio, nadie sabía dónde estaba exactamente la draga.

Trabajo de localización

Roy Abarca, uno de los primeros rescatistas en arribar, visiblemente agotado, con la camiseta y los pantalones embarrialados, contó este sábado, luego de pasar la noche en vela, que en primera instancia, dos dragas propiedad del tajo comenzaron a quitar el material en la parte alta. El objetivo era conocer el sitio de la máquina enterrada.

Agregó que, aunque la labor la hacían las máquinas, ellos debían estar muy atentos pues había piedras sueltas en la parte alta que, con la vibración, podían caer. Igualmente, la pala de las excavadoras podía, en determinado momento, golpear el aparato prensado y causar un daño mayor al operador, cuyo estado de salud se desconocía.

"Muy adelantada la noche, se usaron los perros. Son fundamentales porque nos orientan; nos dicen que en cierto punto sobre los escombros, si yo escarbo hacia abajo, voy a encontrar a la persona.

"Cuando llegamos (madrugada del sábado), lo que se veía eran 25 centímetros del techo de la draga. Ahí tuvimos contacto visual y de voz, más que todo de voz (...). Era una condición no apta para el rescate.

"En ese momento, quedamos realmente sorprendidos por la calma del señor. Se ve que es una persona muy ecuánime porque en ningún momento perdió la calma. Se le conversó, se le habló, se le motivó (...). Él lo que decía era: ‘Quiero que me saquen, ayúdenme’. Nosotros tuvimos que sacarle información a él para saber qué tan estable estaba médicamente, cual era la posición de su cuerpo (estaba en posición fetal). Eso fue lo que nos llevó a tomar la decisión que tomamos, que fue acertada para el rescate", narró Abarca.

Apoyo familiar

Fue a las 5:30 a.m. de este sábado cuando decidieron sepultar, otra vez, al operador de la excavadora. Antes, los rescatistas hablaron con Ana Gabriela Arroyo, compañera de Minor Pérez y madre de sus tres hijos, y la llevaron hasta el sitio donde trabajaban para que conversara con él. El propósito era que ella le diera ánimo.

En todo momento, los rescatistas le explicaron a la familia qué trabajos estaban realizando y el riesgo que estos acarreaban.

Con el uso de dragas, depositaron material sobre el aparato para enterrarlo de nuevo y comenzaron a quitar material, pero esta vez, por uno de los lados hasta que, alrededor de las 11 a.m., despejaron el sector de la puerta.

"Realmente, él no estaba prensado; él estaba atrapado. Sí fue necesario usar equipo hidráulico bastante potente para hacer el corte. Es diferente cortar el paral de un carro que cortar el paral de una excavadora. La estructura fue reforzada para resistir todo. Cortado un costado por la puerta, por ahí lo sacamos. No se le veía sangrado ni un hematoma. No se le veía nada, ahí fue cuando se le dio el acceso a los médicos", concluyó Roy Abarca.

El geólogo Blas Sánchez dijo que, al observar la cabina de la excavadora liberada, se puede concluir que la construcción del equipo protegió al trabajador, pues había piedras de dos y tres metros de diámetro alrededor. “Era un equipo bastante robusto y soportó bien el colapso, la caída de los bloques. No se comprimió; se había ladeado un poco", dijo.

A las 12:10 p.m. de este sábado, los rescatistas extrajeron con vida al operador y, de inmediato, lo trasladaron al Hospital México. Fueron 20 horas de mucha tensión y decisiones muy arriesgadas.