Pequeños empresarios dicen que solo les ofrecen créditos

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Algunos pequeños empresarios de Bagaces, azotados por el huracán Otto, debieron retomar sus faenas prácticamente con las uñas.

Si bien muchas de las ayudas recibidas tras el primer impacto, como alimentos, ropa, agua, colchones y dinero para reponer los electrodomésticos que perdieron, fueron providenciales, el apoyo para volver a sus trabajos no llega.

Maikol Arias Valenciano, codueño del Lubricentro Los Pata, en Guayabo de Bagaces, cuenta que por su local ha pasado un desfile de funcionarios gubernamentales, pero no ha recibido ayuda alguna.

Detrás de ese local pasa el río Blanco, cuya crecida, así como las aguas que llegaron por el frente, dañaron sus herramientas y repuestos, valorados en ¢40 millones.

Tuvo que endeudarse más para reabrir y dijo sentirse indignado por la falta de ayuda.

En Guayabo, el dueño del restaurante Pitoburguesas, Didier Cascante, dijo que varios trabajadores fijos ahora se convirtieron en ocasionales.

Debió organizarse con su esposa para que ella atendiera el negocio en la mañana y él lo hace en la tarde y noche.

Añadió que han sido meses muy duros, porque la gente siente que el desastre sigue.

Geovanny Rojas, dueño del complejo Vista Verde, calculó en ¢12 millones las pérdidas en el restaurante y varias de las 12 cabinas que tiene en Guayabo.

Afirmó que ellos no tuvieron Navidad porque la afluencia de turistas bajó totalmente. “Las lluvias siguieron en diciembre y la gente no llegó”.

Siente que los bancos tratan de hacer negocio: “Nos dicen: ‘Tomen ¢1.000, pero me dan ¢3.000’”, concluyó.