Pareja debe desalojar casa comprada hace dos meses

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Upala. Unos 25 kilómetros al sur de Upala, en el sector llamado la Vuelta del Macho, en Bijagua, los ocupantes de las casas dañadas estaban consternados.

María Eugenia Chaves Campos, de 67 años, y su esposo, Heliodoro Madrigal Solano, de 75, compraron hace dos meses la propiedad donde los sorprendió el temblor.

El sábado llegaron dos hijas de Alajuela a visitarlos y a pasar vacaciones con tres chiquitos. “Estábamos muy contentos porque llegaron visitas”, contó ella. Añadió que cuando se dio el sismo, estaban alistándose para dormir y preparando unos colchones para los visitantes.

“Mi esposo quería acostarse antes. Mejor que no lo hizo, porque le hubiera caído un mueble encima, como ocurrió luego. Yo oía nada más que todo caía y caía: el microondas, trastos, todo...”, relató Chaves.

Gran susto. Heliodoro Madrigal, afirmó que fue “algo tremendo” y que en todos sus años, no se había llevado un susto igual.

Compraron la propiedad en ¢7,5 millones, según precisó, y ahora les dicen que deben desalojarla. “Vamos a ver qué hacemos. Esperamos la ayuda de las personas y de Dios”, sostuvo.

En esa zona se quedaron sin corriente eléctrica desde la hora del temblor hasta la tarde de ayer domingo, por la caída de un poste de luz.

La Cruz Roja local solo reportó el traslado a centros de salud de cinco personas con crisis nerviosas.

Veníamos a hacer vida. En ese mismo poblado reside Rafael González, vigilante de la casa de Erick García. Dijo que había llegado el viernes en la madrugada a hacerse cargo del cuido de la vivienda.

Llegó con su esposa, Elvira Álvarez, y sus dos hijas, Daría, de 19 años, y Dalia, de 10.

“Ese momento fue impactante; el temblor fue demasiado fuerte. Yo me encontraba en el rancho, comiéndome unos chicharrones con mi papá, quien vive cerca de ahí, cuando comenzó a moverse todo increíblemente fuerte. Mis hijas gritaban y mi esposa lloraba, pero yo no podía entrar porque ni siquiera podía levantarme”, explicó.

Agregó que con el primer movimiento, la casa se falseó, y tras la primera réplica, se cayó todo.

Esta familia se trasladó de Sardinal de Puntarenas en busca de un mejor futuro.

Wálter Monge Ulate, policía que estaba en su día libre, narró que estaba viendo el partido entre Liberia y Saprissa, cuando se vino el temblor. En el poblado del Macho se abrieron grietas y hubo pequeños deslizamientos.