Niña de 5 años afectada por Nate: 'Sunami se llevó mis juguetes y mi vestido favorito'

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Osa

"Un sunami vino grande y golpeó todas las casitas, incluida la mía, con la fuerza de la cola de una ballena. Todo se lo llevó. Todo sonaba muy feo. Era un ruido que hacía: 'Boom, boom, boom'. Yo estaba durmiendo, pero me levantaron. Me levantó mi segundo papá (padrastro) y mi mamá".

Así comienza Génesis Collete Narváez, de tan sólo cinco años, a contar cómo fue la inundación que el jueves 5 de octubre destrozó su casa y se llevó sus juguetes y su ropa, en el embarcadero de Ciudad Cortés de Osa, en Puntarenas. Su comunidad es una de las más afectadas, al sur del país, por la tormenta Nate.

La entrevista en la que contó, con sus palabras de niña grande, cómo vivió ese "sunami", se realizó en el parque de Ciudad Cortés, donde un payaso hacía de las suyas, intentando sacarles una sonrisa a cerca de 15 niños afectados por la emergencia.

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"Nos tuvimos que montar en una lancha de mi segundo papá y estuvimos ahí aunque estaba muy oscuro (era la madrugada del jueves). Nos quedamos un gran rato.

"Cuando había sol (a eso de las 7 a. m.) nos fuimos en lanchita hasta donde mi segunda abuela (la mamá del padrastro) y después nos fuimos para otro lado (albergue) y ahí estábamos bien".

Pero las malas noticias para Génesis llegaron este lunes, cuando su padrastro, José Luis Pérez, un pescador de 21 años, salió del albergue hacia la vivienda.

"Él fue y estuvo ahí. Pero después me dijo cosas terribles. El sunami se llevó mis juguetes y una bolsa con ropa, donde tenía mi vestido favorito. Era rosado y aquí (se señala los hombros) era volado. Me gustaba mucho ponérmelo, pero ahora no voy a poder porque no sé dónde está.

"Mis juguetes también se fueron. No me los dejó, pero algunos se quedaron en el patio. Están muy sucios y llenos de agua. Ya les hicieron esto (simula con sus manos que escurre algo) y los pusieron en el techo para ver si los puedo usar.

"Estoy triste porque no tengo nada; lo perdí todo", contó.

La realidad de esta niña la viven cientos de personas en Ciudad Cortés. Según datos de su alcalde, Alberto Cole, en el pico de la emergencia, 800 personas tuvieron que dejar sus casas y ubicarse en tres albergues que abrieron en la zona.

Ocho días después, ya cerró un albergue y solo quedan 130 personas en los refugios, quienes probablemente estarán allí dos semanas más, porque perdieron todas sus pertenencias. El resto volvió a sus casas o buscó apoyo de amigos o familiares.

Se prevé que el Instituto Mixto de Ayuda Social apoye a quienes lo perdieron todo y los reubique.

Sin techo. Génesis, quien cumple seis años el próximo 8 de noviembre, no sólo perdió sus juguetes y su ropa. También se quedó sin vivienda, pues de todo lo que tenía su familia, sólo quedan cuatro paredes de madera falseadas y unas cuantas láminas de cinc.

"La casita está embarraleada, pero mucho. Pero, si le quitamos el barro de las esquinas, se cae. Entonces tenemos que limpiarla, pero sin que se nos caiga.

"Ojalá ya esté bien para mi cumpleaños porque quiero estar en mi casa y tener un pastelito de avellanas. Aunque primero mi mamá y mi segundo papá deben limpiarla", dijo.

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José Luis Pérez, padrastro de la niña, confirma sus palabras y asume la realidad que están viviendo: "Es catastrófica, durísima".

Según relató, cuando vieron que el río Grande de Térraba estaba muy crecido el miércoles en la noche, comenzaron a poner los enseres en alto, pero eso de poco sirvió.

"Nunca antes había llegado tan alto una inundación. A los adultos siempre nos llegaba a la cintura, como mucho. Pero esta llena hizo que el agua nos llegara al cuello o más arriba. Por eso tuvimos que salir de la casa en una lancha; íbamos siete adultos y tres menores (incluida Génesis).

"Entonces nada pudimos salvar. Lo único medio rescatable son algunas láminas de cinc", lamentó.

Actualmente, tanto Pérez como Kimberly Narváez, la mamá de la niña, de 28 años, trabajan en sacar el barro de la casa y en ver cómo salen adelante de esta inundación, que tanto les arrebató.

"Mi señora viene de vez en cuando, porque ella se queda con las dos niñas (Génesis y otra menor, Gabriela Valverde, de 11 años) donde mi mamá, en un barrio conocido como Precario Casas Municipales (también en Osa). Yo sí estoy aquí siempre, porque no queremos que nos roben lo poco que tenemos".

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