Maquinaria abrió desagüe para evitar tragedia en Desamparados

Taponamiento del río Jorco formó laguna que amenazaba vecinos aguas abajo

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La maquinaria trabajó casi dos días seguidos para remover 50.000 metros cúbicos de tierra que cayeron el miércoles en la mañana y provocaron un tapón en el cauce del río Jorco, a su paso entre Huiguito y Los Guido de Desamparados.

Esta labor oportuna de la Municipalidad local permitió abrir un canal, liberar el represamiento y evitar una tragedia en ese populoso cantón josefino.

El río Jorco, el segundo con más caudal de Desamparados, solo superado por el Cañas, vio cortado el paso de sus aguas de manera súbita, cuando miles de metros cúbicos de material se desprendieron de una ladera de unos 80 metros de alto, colindante con el sector 7 de Los Guido.

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Vecinos de Higuito, y otros poblados que están aguas abajo del punto de represamiento, estaban este jueves a la expectativa de las obras en el sitio, ante el peligro de que el río generara una avalancha.

Se tranquilizaron cuando vieron correr de nuevo un flujo importante de agua por el cauce que se había secado por completo el día anterior.

Así lo expresó Carmen Duarte Hidalgo, de 75 años, vecina de urbanización la Veranera, en San Miguel de Desamparados, que está unos dos kilómetros aguas abajo del tapón.

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Explicó que el miércoles, al ver que el río se secó de pronto, presintió que algo serio había ocurrido.

Su hijo Moisés Ramos Duarte, de 43 años, le acompañaba al mediodía del jueves, y dijo que hace unos 10 años inviertieron más de ¢2 millones en un muro, porque el agua se había llevado parte de su casa que, al igual que las de otros vecinos, colinda con el río Jorco.

Explicó que, por medio de un chat, los lugareños se han organizado para avisar cuando notan alguna irregularidad en el río y el miércoles se activó el mecanismo por la caída del alud.

Ramos calificó como muy oportuna la intervención de la municipalidad local para rehabilitar el paso del agua. Los trabajos se extendieron hasta avanzada la noche del miércoles y se retomaron desde las 6 a. m. del jueves hasta las 2:20 p. m., cuando comenzó a llover de forma moderada y peligraba la seguridad del tractorista y demás personas en el sitio.

Gilberth Jiménez, alcalde de Desamparados, estimó en unos ¢18 millones las obras de primer impacto.

Labor paralela en varios frentes

Afirmó que, además de atender el desagüe de la laguna que se formó, tienen que coordinar con varias instituciones estatales para resolver otros aspectos urgentes.

La reubicación de los postes de luz, que quedaron al borde del terreno que cedió en el sector 7 de Los Guido y la canalización de aguas negras que están cayendo al río y que pueden generar un segundo deslizamiento, también preocupan al alcalde, quien llamó a la población cercana a atender los llamados del comité local de emergencias.

Este jueves en la tarde, dos equipos adicionales de maquinaria pesada se unieron a la retroexcavadora en funciones, para acelerar la remoción controlada del agua de la laguna.

La idea es evitar una emergencia aguas abajo en sectores como La Veranera, La Capri, Esteban Rey e incluso en Calle Fallas.

Cauce le quedó en el patio

Olivier Arias Gamboa, de 60 años, es el vecino más cercano de la zona de Higuito donde cayó el material y destruyó un galerón que tenía en la parte de atrás de su vivienda, y que no fue alcanzada por el alud.

Perdió la zona verde de su patio y los árboles, pero ahora lo que más le preocupa es que el cauce del río que está abriendo la municipalidad, queda a escasos cuatro metros de su casa.

"Esto nadie lo espera. Yo tengo más de 50 años de vivir aquí con mi señora", acotó.

Dijo que años atrás otros deslizamientos han puesto en peligro sus casas, pero esta vez fue muy grande.

Otros que pasaron la noche a la expectativa fueron los que viven aguas arriba del taponamiento, como Carlos Fallas, vecino de urbanización Jiménez, a menos de un kilómetro del deslizamiento.

Su preocupación era con el crecimiento de la laguna formada por el represamiento del río, que estuvo cerca de inundar su propiedad, horas antes de la maquinaria abriera un desagüe.

Fallas, de 60 años, dijo que si la draga no hubiera llegado a tiempo, se habría inundado un gran sector.

Luis Rodríguez, quien reside en el sector 7 de Los Guido, en la parte alta del deslizamiento, dijo que cuando el paredón cedió no estaba lloviendo. Solo oyeron un ruido fuerte y seco y al salir vieron lo ocurrido.

Añadió que los dueños de las casas están preocupados y esperan que no siga cedieron el terreno, porque hay casas a unos 40 metros.

Julio Madrigal, geólogo de la Comisión Nacional de Emergencias, desestimó la posibilidad de otro deslizamiento grande en la zona y dijo que la prioridad fue trabajar en el sitio del alud, para restaurar el cauce natural.

El miércoles, el comité local evacuó a 16 familias de La Veranera, que se fueron a casas de familiares. Este jueves la comisión local de emergencias solo recomendó que adultos mayores y niños pernoctaran en casas de allegados.