Liceo de Bijagua alberga a 320 personas, varios lo perdieron todo

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Bijagua

En el distrito upaleño de Bijagua no ha parado de llover. Hay gente que lo perdió todo, otros aún no regresan a sus casas para evaluar los daños.

Todas las familias que vivían a la entrada del asentamiento campesino Altamira abandonaron sus casas por las inundaciones, varias de esas viviendas fueron arrasadas y son pérdida total.

La mayor parte de esas familias hoy están albergadas entre las 320 personas que se guarecen en el Liceo de Bijagua.

En el asentamiento hay campesinos, parceleros y también mujeres solas, jefas de hogar, que se dedican a labores de artesanía.

Es el caso de Eliseth Ramírez, de 34 años, y sus hijos Alisson e Ian. "Yo hago tejas decoradas y lo perdí todo, todo el material. En próximos días iba a participar en mi primera feria", dijo ella.

A la par de su casa había un riachuelo y ya le había inundado la casa a una vecina, Maritza Marín, de 56 años, quien vive con cuatro personas más en su vivienda, también la vivió.

"Mi casa no se inundaba, pero por insistencia de mi mamá salimos, yo le decía que a lo mucho solo se iba a mojar un poco. Pero una amiga me vino a sacar, o si no me sacaba del pelo con la policía. Ella fue la que me salvó la vida, junto con su esposo", contó Ramírez.

Didier Rodríguez y otros vecinos se arriesgaron para salvar a varias personas ahí, en Altamira, porque asegura que daban las alertas a la Fuerza Pública y no había respuesta.

Aunque Eliseth Ramírez y Maritza Marín están alegres con la atención en el albergue del liceo, Rodríguez sí lanza quejas, pues dice que es una familia de apellido Quesada la que administra todas las ayudas que llegan y alega que lo hacen mal.

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En ese lugar llegan constantemente ayudas anónimas de otros cantones, como Tilarán, desde donde llegaron varias pacas de ropa y juguetes para los niños.

En Bijagua hay otros albergues, uno en el salón comunal, otro en la iglesia católica y un más en la bautista. Michael Delgado, funcionario del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), comentó que en total hay más de 800 albergados, entre ellos 60 niños. De esas familias, 28 reportan pérdidas totales.

Él, de hecho, tendrá que volver a su casa, en el centro de Upala, para limpiar el barro que dejaron las crecidas en su barrio.