Las 4 turbinas de dos aviones se detuvieron por ceniza en pleno vuelo en los 80

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Los accidentes por falla de motores en pleno vuelo debido a la presencia de ceniza en la atmósfera son poco frecuentes, pero sí ocurren.

En los últimos 56 años sucedieron en nueve ocasiones, según los registros de aeronáutica que utiliza la Cooperativa Autogestionaria de Servicios Aeroindustriales (Coopesa).

En junio de 1982, un Boeing 747 de British Airways atravesó una nube de ceniza sobre Indonesia, parando los cuatro motores y dañando seriamente al aparato que, sin embargo, logró aterrizar en Jakarta.

En diciembre de 1989 los 245 pasajeros y la tripulación del vuelo 867 de KLM interceptaron una nube de ceniza expulsada 90 minutos antes por el volcán Rebout, en Alaska, y los cuatro motores se apagaron.

Luego de una caída libre de (13.000 pies) unos 3.962 metros, los pilotos lograron encender los motores y realizar un aterrizaje de emergencia en Alaska, sin que se registraran muertos ni heridos.

Los sistemas de electricidad de reserva permitieron al piloto de esa aeronave recuperar uno de los motores y luego los otros, hasta estabilizar totalmente el aeroplano.

Posteriores informes revelaron que la entrada de polvo volcánico dentro de la cubierta de vidrio del motor hizo fallar los sistemas de control de temperatura y eso llevó a una autodesconexión de los motores. La reparación costó $80 millones.

Entre 1953 y el 2009 se registran 79 aeronaves dañadas por ceniza volcánica, 26 de ellas con daños severos.

Vuelos suspendidos. La más común de las medidas que toman las líneas aéreas para evitar costosas reparaciones en sus aviones es la suspensión de vuelos.

En nuestro país, la más reciente ocurrió el pasado 4 de enero cuando 41 vuelos fueron cancelados por erupciones del volcán Turrialba en medio de fuertes ráfagas de viento.

Alaska Airlines, United Airlines y American Airlines son parte de las que cesaron vuelos.

En tanto, el 12 de marzo del 2015 se suspendieron 111 vuelos y se cerró el tráfico aéreo por unas 19 horas en el aeropuerto Juan Santamaría y hubo más de 7.000 pasajeros varados.

En mayo y en noviembre del año pasado también hubo cancelaciones por caída de ceniza.

Esas acciones se repiten cada vez que algún volcán entra en erupción en cualquier país.

En marzo del 2010, el volcán islandés Eyjafjalla mantuvo el espacio aéreo europeo cerrado durante varios días, afectando el tráfico de personas y mercancías en 20 países.

Ante esa paralización de los vuelos comerciales y de carga se enviaron aviones a recoger muestras de la atmósfera a varias altitudes, para determinar cuando se podía volver a volar.

Ese tipo de cierres generan grandes pérdidas económicas en turismo y comercio.