Lago del volcán Poás está a punto de secarse y eso aumenta pequeñas erupciones y salida de gases

Parque Nacional sigue abierto pues la actividad aún no representa riesgo para visitantes; viento podría llevar lluvia ácida a los alrededores

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La laguna en el cráter del volcán Poás está a punto de secarse. La falta de lluvias y los vientos alisios de este mes, junto con la actividad constante de las fumarolas, contribuyen a la evaporación del agua, dejando al descubierto las salidas de gases que ahora emergen con mayor facilidad a la atmósfera, al no contar con la presión del agua encima.

Esta condición también favorece el aumento de erupciones hidrotermales como la del lunes 15 de enero a las 12:50 p. m. que elevó el material a más de 200 metros sobre el cráter. Al día siguiente hubo otras menos efusivas a las 3:41 p. m. y a las 11:15 p. m. y este viernes hubo otra a las 5:50 a. m. que generó una prominente pluma oscura, enriquecida con sedimentos del lago y vapor de agua. Se elevó a 50 metros y luego se dispersó hacia el oeste, lado contrario al mirador.

Cyril Müller y Javier Pacheco, vulcanólogos del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), no descartan que, de intensificarse la actividad y aumentar el viento, pueda generarse lluvia ácida hacia el oeste del cráter. Sin embargo, esto dependerá de la evolución en la actividad que ahora se vigila más de cerca.

La lluvia ácida está compuesta por gases de azufre que, al interactuar con la atmósfera, producen gotas que se precipitan como dióxido de hidrógeno, provocando daños en árboles y vegetación en general, así como la corrosión de estructuras metálicas.

Hasta ahora, la lluvia ácida se concentra únicamente en el Parque Nacional y no se ha emitido ninguna alerta para el sector agropecuario de cantones como Zarcero, Grecia y Naranjo, que se encuentran al oeste del volcán y que años atrás vieron afectados los cultivos de café por la actividad del volcán en el 2017 y 2018.

Cyril Müller dijo que la emanación de dióxido de azufre es constante en el volcán, de manera que si la proporción aumenta y el viento la arrastra podría llegar en forma de lluvia ácida a lugares más remotos; sin embargo, no hay reportes de afectación por parte de vecinos en el presente ciclo eruptivo.

Vigilancia cercana

La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) afirma que mantendrá un monitoreo constante en coordinación con el Ovsicori, respecto a los cambios que puedan presentarse en los próximos días, ya que se espera que la actividad eruptiva perdure. Desde diciembre del año pasado hasta la fecha, se ha observado un aumento en la frecuencia de eventos eruptivos pequeños.

El mirador está a unos 600 metros del cráter y el viento corre casi siempre en dirección contraria, por eso no hay registros de afectación para visitantes hasta ahora.

El Parque Nacional continúa abierto con normalidad; no obstante, no se descartan cierres repentinos de manera temporal en caso de un incremento de las erupciones o salida de gases. La rotulación adecuada, los refugios y los guardaparques equipados con medidores de gas contribuyen al manejo de la actividad turística en caso de alguna emergencia.

Desde el Ovsicori se mantiene el monitoreo con sismómetros que miden vibraciones ocasionadas por rompimientos o flujos, así como el sistema de posicionamiento satelital o GPS que detecta la deformación volcánica. Además se vigila con la estación multigás, que detecta la cantidad y tipo de gases emitidos.

Hasta el momento, no se han registrado sismos internos de fracturamiento o apertura de conductos que indiquen ascenso de magma fresco. Las expulsiones no superan los 200 metros de altura, lo que refleja una actividad superficial.

La CNE ha iniciado un proceso de actualización de los planes de manejo de emergencias en el parque junto con la administración, así como sesiones de trabajo con los guardaparques, con el fin de repasar los procedimientos en caso de alguna eventualidad.

Blas Sánchez, geólogo de la CNE, expresó que el Comité Asesor Técnico en Vulcanología analizará la actividad que por ahora no implica riesgos para los visitantes. Destacó que los guardaparques pueden realizar cierres preventivos por algunos minutos en caso de que detecten altas proporciones de gas, como medida de protección a los turistas y reabrir en el momento en que todo vuelva a la normalidad. Lo anterior porque a veces cambia la dirección del viento y parte de los gases llegan a la zona del mirador.

Durante el 2022 ingresaron 214.399 visitantes nacionales y extranjeros, mientras que hasta agosto del año pasado habían entrado 163.607 amantes de la naturaleza.

Entre el 13 y el 19 de enero hubo 20 erupciones, la mayor ocurrió el 13 de enero a las 8:29 p. m., pero las condiciones oscuras impidieron medir la altura que alcanzó la columna eruptiva. Ante el aumento de la actividad, se advierte a quienes ingresan ilegalmente y por sitios restringidos sobre el riesgo de mayor afectación e impacto por los gases.