'El temblor era tan fuerte que no me dejaba ni caminar'

Vecina de Jacó sufrió pérdidas económicas por caída de una tapia

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Jacó, Garabito. Laura Valverde se disponía a dormir en compañía de su hijo de 14 años. Eran pasadas las 8 p. m. y debían descansar porque este lunes había que ir a la escuela y al trabajo.

En un cuarto que quedaba a no menos de 10 metros estaban durmiendo dos sobrinos, de 10 y 9 años, que estaba cuidando en la casa de su hermana, en Calle Guácimo de Jacó, Garabito de Puntarenas.

A todos los sacó de la cama el fuerte temblor de las 8:28 p. m.

“Me costó llegar de una habitación a la otra. Yo lo que quería era agarrar a mis sobrinos. El temblor era tan fuerte que no me dejaba ni caminar. Era como caminar en el agua, me sentía pesada. Llegamos a la habitación y mi sobrina de 10 años estaba muy nerviosa. Mi hijo alzó al menor y yo a mi sobrina, así salimos.

”Pero vea, de puerta a puerta del cuarto nos costó llegar. Se me hizo eterno. No había luz; se fue cuando caminamos de un lado a otro”, contó la mujer, de 37 años.

Estuvieron en la acera durante unos diez minutos y veían cómo sus vecinos se montaban en el carro y se iban. Todos temían la posibilidad de que se viniera un sunami.

”No podíamos ver noticias ni nada. Por celular me mandaron que no había sunami, porque lo único que servía era el teléfono. Nos quedamos tranquilos”.

Sin embargo, cuando ya el susto del fuerte temblor pasó, Valverde y su familia agarraron focos y alumbraron. A lo lejos, vieron que la tapia de casi dos metros de altura que cercaba la propiedad se había derrumbado. Parte del techo también se vino abajo.

“Cuando tembló, no me fijé bien qué había pasado. Vi que algo pasó, pero no supe, no le presté atención. Regresamos y vimos todo en el piso. Lo único que podemos hacer es agradecer que nadie se vio herido y que, al final, son solo tuvimos pérdidas económicas”, concluyó.