El paisaje cambió por completo en horas

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San Carlos. La mañana del sábado, José Manuel Masís y su familia fueron a dar un paseo a la quebrada Las Viudas, situada en ruta al pequeño caserío San Miguel.

Cruzó el paso de alcantarillas sin problemas. El cauce estaba limpio de piedras, troncos y basura. El agua estaba limpia, tan transparente que invitaba a darse un prolongado baño.

Al mediodía, Masís retornó a su casa, almorzó y descansó.

Antes de las 2 de la tarde comenzó a llover copiosamente, mientras que de la montaña provenían ruidos extraños y fuertes.

En la etapa más cruda del aguacero, se enteró de que la quebrada se había desbordado, y que sus aguas estaban inundando casas y fincas. El servicio eléctrico y el de agua potable se interrumpió, por lo que Masís y su señora daban por un hecho que no se trataba de una pequeña emergencia.

El domingo en la mañana caminó en busca de daños. Se dirigió al paso de alcantarillas, donde estuvo un día antes, y se encontró con que la increíble fuerza de la naturaleza había cambiado el paisaje por completo. El puente había desaparecido. La quebrada limpia, ahora estaba llena de palos, enormes piedras, y sus aguas cristalinas se tornaron de un color chocolate intenso.

“No me lo podía creer. Quedé sorprendido, casi que no podía hablar. La fuerza de la naturaleza transformó todo lo que encontró a su paso”, aseguró Masís.

Catalogó lo ocurrido como una valiosa experiencia de vida, ya que “el poder de la naturaleza no tiene límites; es sencillamente contundente”, manifestó.

Las palabras de Masís son compartidas por campesinos como Alfonso Méndez, quien ayer, junto con otros vecinos de la zona, caminó casi cuatro horas entre la montaña para ver de cerca los deslizamientos causados por las lluvias del sábado.