Modelo en tres dimensiones revelará si erupción generó cambios en cono del Rincón de la Vieja

Actividad bajó este viernes en el coloso, pero alerta verde sigue pues no se descartan más explosiones

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La nubosidad parcial no permitió una observación detallada del cráter del volcán Rincón de la Vieja, luego de la erupción de más de 1.500 metros de altura que protagonizó el volcán Rincón de la Vieja este 30 de enero.

La Comisión Nacional de Emergencias (CNE), informó de que, si las condiciones lo permiten, realizarán otro sobrevuelo con expertos y equipo de grabación este sábado.

De acuerdo con Lidier Esquivel, jefe de Investigación y Análisis del Riesgo de la CNE, la idea es generar un modelo del volcán en tres dimensiones y compararlo con los captados tiempo atrás, para determinar los cambios que dejó la erupción en el macizo.

También se busca valorar mejor el estado de los cauces de las quebradas Azufrada, Azul y Zanjonuda, sí como el río Pénjamo, por donde bajaron los materiales lanzados por ese volcán, situado entre Liberia de Guanacaste y Upala de Alajuela.

La alerta verde (informativa) sigue en los distritos de Dos Ríos y Aguas Claras, aunque luego de la erupción el volcán se mantiene en calma, según el informe de vecinos y los instrumentos de medición científica.

El Comité Asesor Técnico (CAT) de Vulcanología y Sismología así como el Comité Municipal y Comunal de Emergencias de Upala, se activaron este viernes con el fin de dar seguimiento a los eventos y tomar las medidas preventivas en protección a la población.

Lidier Esquivel pidió a los lugareños no acercarse a los cauces de ríos porque el riesgo prevalece.

Se pueden seguir presentando flujos de lodo secundarios ya que quedó mucho material en las zonas altas cercanas al cráter, en las faldas y sobre las copas de los árboles.

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Si se presentaran lluvias, sería esperable que se generen más flujos de lodo, río abajo.

Muestras a laboratorio

Eliécer Duarte, del Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori), afirmó que van a analizar muestras recogidas en la zona para determinar si lo lanzado por el volcán es solo material viejo.

El científico afirmó que las señales sísmicas luego de la explosión volvieron a niveles bajos, pero en otros ciclos eruptivos de años atrás han surgido varias explosiones días después del primer evento, por lo que en esta ocasión existe la posibilidad de que se repitan.

“Se ocupa una energía muy fuerte para levantar el cuerpo de agua llovida, flujos y rocas que están en el fondo de cráter”, acotó al referirse a la erupción de este 30 de enero.

Calificó de moderada la erupción en la que también hubo gases expansivos en forma de hongo que se observaron desde lejos.

En la localidad de Birmania de Upala, a unos 18 kilómetros, los lugareños vieron pasar el jueves la pluma de contaminación que iba diluyéndose poco a poco, informó Duarte.

Según el vulcanólogo, levantar todo ese material desde los 70 metros de profundidad que tiene la laguna, requiere una gran energía, máxime si los materiales sólidos se elevan luego a unos 500 metros de la cima.

Bloques que se desprenden de las paredes internas por erosión forman un tapón en el cráter, el cual cede cuando la presión de gases en la parte baja alcanza temperaturas altas y ahí sobreviene la erupción.

Las autoridades mantendrán vigilancia permanente de las condiciones del volcán con equipos de monitoreo volcánico que permiten determinar sismicidad, emanación de gases, deformación del macizo, estado meteorológico e imágenes por cámaras de video.

Recientemente se había colocado un equipo de medición de grietas en la cima del volcán, el cual también pudo verse dañado por la erupción.

Lahares recurrentes

Sobre los lahares, afirmó que salen con una temperatura de unos 60 grados Celsius, por lo que al bajar por los ríos entre los cerros se nota el vapor que despiden.

Al paso del río Pénjamo por la comunidad de Buenos Aires, que está a unos cinco kilómetros al norte en línea recta del cráter, ya el material va casi a temperatura ambiente.

El agua llovida que se acumula en el lago mantiene generalmente una temperatura de entre 30 y 60 grados Celsius.

Cuando la explosión lleva fragmentos y bloques más profundos, estos pueden flotar muy calientes por largas distancias, pero esta no fue la ocasión.

En noviembre de 1995, en Buenos Aires, la temperatura de unos de esos bloques era de 90°C. Esa vez las erupciones fueron mucho mayores y hubo balísticos incandescentes por unos cuatro días, recordó Duarte.

Otros ciclos recientes ocurrieron en febrero de 1998, abril del 2016 y enero del año pasado con una dinámica muy similar a la de este jueves.

El Rincón de la Vieja está a 1.895 metros sobre el nivel del mar y tiene actividades secundarias como fumarolas, volcanes de barro, fuentes termales y otros.

Aunque el acceso al cráter está cerrado, el Parque Nacional sigue abierto al público, pues por el sector de Liberia no hay mayor afectación.