‘Uno nunca sabe si va a regresar’, confiesa chofer de bus de Barranca

Como precaución, Gerardo Tenorio siempre viaja con la puerta cerrada y solo se detiene en las paradas oficiales de esta comunidad, una de las más conflictivas del puerto

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Desde hace tres años, don Gerardo Tenorio Jiménez labora para la empresa de buses Transmarok y cubre la ruta de Barranca, uno de los tres distritos porteños con más homicidios y hechos delictivos.

Afirma que sale todos los días a ganarse el sustento diario, pero nunca sabe si va a regresar.

Este hombre, de 59 años, labora de 5 a. m. a 8 p. m. Pese a las extensas jornadas, reconoce que solo una vez lo intentaron asaltar en la entrada a Bellavista de Barranca.

“En el puente, un muchacho me salió de una bocacalle, cuando ya era tarde. Yo traía la puerta abierta y donde vi que traía un arma y se me quiso montar en la grada, inmediatamente le cerré la puerta.

“Hizo un disparo, pero no impactó la unidad. Me imagino que perdió el equilibrio y la bala salió perdida”, relató.

Ese día, Tenorio realizaba su última carrera. El incidente ocurrió después de las 7:15 p. m. y en el bus todavía iban varios pasajeros.

La ruta que él cubre pasa por Bellavista, calle El Arreo y Reseda; son zonas de riesgo.

---

“Al ser una zona de alto riesgo, hay que mantener la calma y tratar a todos por igual. Algunas personas que usan el servicio tienen particularidades que no encajan bien, pero tratamos de permanecer al margen”, dijo.

Admitió que la situación se ha tornado difícil, pero ahora le alegra ver policías en los puntos estratégicos, pues eso le devuelve la tranquilidad.

El hecho de que la vigilancia aumente después de las 4 p. m., le permite moverse con más confianza, pero guardando siempre los cuidados de viajar con las puertas cerradas y detenerse solo en paradas.

Relató de que ha manejado gran parte de su vida. Antes lo hizo con equipos pesados en Cañas, Guanacaste y, más recientemente, en autobuses.

“Gracias a Dios, ya a uno lo van conociendo, pero no puedo confiarme”, refirió.

Como vecino de Barranca, desde hace 18 años, Tenorio ha visto que, conforme pasan los años, se complica más la situación delictiva.

“La esperanza es regresar a la casa todos los días, salir a la calle, trabajar tranquilamente y que Dios nos acompañe”, dijo el conductor, quien tiene varios hijos y nietos.

Riesgo al llevar auxilio

Walner Bustos Venegas, socorrista de la Cruz Roja, de 35 años, expresó que aunque el número de hechos violentos ha aumentado en Puntarenas, las coberturas se dan con respuesta pronta.

Gracias a una coordinación establecida, la Fuerza Pública entra primero a la zona donde ocurrió el incidente y asegura el entorno para darles protección.

Este vecino de Esparza, padre de dos menores, tiene siete años de ser cruzrojista permanente en el comité auxiliar de Barranca.

Bustos afirma que a veces han llegado a escenas que todavía siguen “calientes”, es decir, con los pistoleros merodeando.

En esos casos, los socorristas hacen una evacuación rápida y un pronto traslado al centro médico. Cuando hay fallecidos, se deja la escena a la Fuerza Pública.

Entre los sectores conflictivos que atienden están Los Almendros, El Progreso, Juanito Mora, Manuel Mora y Palmas del Río. A estas últimas urbanizaciones solo las divide una calle.

“Como todo incidente, siempre hay temor cuando se aborda este tipo de casos, pero siempre vamos con la visión de atender a la persona cuando lo esté necesitando”, puntualizó Bustos.