Universitario asesinado por proteger animales silvestres

OIJ identificó a presunto homicida por cédula que olvidó en escena del crimen

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El universitario Diego Armando Saborío González, de 28 años, habría sido asesinado por defender a los animales silvestres de una finca propiedad de su familia, en Chamorro de Cutris, San Carlos.

La víctima, quien estudiaba Derecho en la sede de Ciudad Quesada de la Universidad de San José, recibió un balazo en el pecho este domingo a eso de las 3 p. m. y resultó quemado porque el agresor incendió la casa.

Ese es el principal móvil que maneja el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), tras informar de que el sospechoso está identificado pues dejó botada la billetera con su cédula en la escena del crimen.

Además, hay gran cantidad de testigos que lo ubican en el lugar y afirman que es un cazador.

Este sospechoso , según la Policía, es Miguel Pineda Chaves, de 29 años, quien vive a cuatro kilómetros del sitio del homicidio. Su foto fue divulgada por el OIJ este lunes y se inició un operativo policial en la frontera norte para detenerlo.

Según las autoridades judiciales, en reiteradas ocasiones Saborío le prohibió a Pineda cazar dentro de la finca de 150 hectáreas.

Esto, porque el primero era protector del bosque y de los animales, por ejemplo de los tepezcuintles y los venados.

Wálter Cruz, quien labora en un supermercado en Coopevega de Cutris, contó que el presunto homicida se dedicaba a la cacería y la pesca y que frecuentemente llegaba a ese negocio a comprar artículos para tales actividades. El sábado lo hizo por última vez.

Por su parte, Feliciano Sequeira, peón de la familia Saborío, recordó que después de haber matado al universitario y prendido fuego a la casa, Pineda llegó a la vivienda que él habita en la finca a pedirle a su esposa, Idalia López, que le comunicara por teléfono a Miguel Saborío, padre de Diego Armando, que ya había matado a su hijo y “ahora sigue él”.

Daños. De acuerdo con el informe de Ingeniería de Bomberos, el fuego fue provocado. Así lo afirmó Henry Morales, quien aseguró que la instalación eléctrica estaba bien y detectaron cuatro fuentes de ignición: en la bodega, la sala, un dormitorio y la entrada de la casa, de 118 metros cuadrados.

Preliminarmente, los daños materiales se estimaron en más de ¢40 millones, lo que incluye el inmueble, un automóvil y un cuadraciclo, así como los enseres de la vivienda. En ese lugar, operaba un aserradero familiar.

Óscar Rojas, amigo de la víctima, manifestó que Saborío era como su hermano.

Al enterarse del incendio, se trasladó de inmediato en su vehículo a la casa de Diego Armando. Allí logró salvar un camión, valorado en ¢20 millones, que corría riesgo de quemarse. Sin embargo, cuando divisó a su amigo, ya estaba sin vida.

Jacinto Saborío, de Bomberos, detalló que el fuego alcanzó al menos 1.200 grados Celsius, por lo que devoró todo a su paso. Esto complicó la labor del OIJ para buscar casquillos y otras evidencias entre los escombros.

La mayor parte de los testigos del crimen reciben ahora protección e incluso salieron de la zona por su tranquilidad.