La Policía Judicial capturó este martes por la noche a una extranjera de apellido Requeme, de 23 años, quien figura como sospechosa de participar en el crimen de su compañero sentimental, en San Juan de Dios de Desamparados, San José.
El homicidio por el que se le investiga a la mujer, de nacionalidad nicaragüense, ocurrió en febrero del 2017, cuando vecinos de la zona escucharon varias detonaciones de arma de fuego y, posteriormente, encontraron en lado de un árbol, en un potrero de calle Calabacitas, el cuerpo del fallecido.
La víctima mortal fue identificada como Marvin Eduardo Ávila Quirós, de 26 años, quien presentaba tres heridas de arma de fuego en la cabeza. El hombre era padre de una niña y, según el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), había sido investigado por conducción temararia y portación ilegal de arma de fuego permitida.
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Como parte de la investigación que se sigue en contra de Requeme, agentes judiciales realizaron, este miércoles por la tarde, tres allanamientos en Los Guido y San Juan de Dios de Desamparados, así como en barrio La Cruz de Tres Ríos, en La Unión de Cartago.
En esos puntos ingresaron a tres inmuebles, en los dos primeros habitan la mamá y una tía de la sospechosa, mientras que en el tercero vivía la mujer, quien fue detenida en una casa a la que se estaba mudando en La Lima de Cartago.
Según las autoridades, el objetivo de las diligencias era decomisar evidencia para las indagaciones del caso.
“Al parecer ella y otra persona, quien no ha sido ubicada, llevaron a un hombre, de apellido Ávila, a calle Calabacitas con el objetivo de robarle y le dispararon”, informó la Policía Judicial.
La mujer fue pasada al Ministerio Público con el informe correspondiente, para que se defina su situación legal.
Requeme, aparentemente, también formaría parte de una banda de mujeres dedicada a robos en viviendas, cuya desarticulación se realizó este miércoles por la mañana.
De acuerdo con el OIJ, la nicaragüense y dos mujeres más se acercaban a hombres solos en bares, entablaban conversación con ellos para obtener información personal de los mismos y luego se ofrecían a visitarlos. Estando ya en la casa de habitación, ponían un somnífero en una bebida y cuando el afectado estaba inconsciente sustraían artículos de valor y se marchaban del sitio.
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