OIJ verifica si cadáver de mujer es de adolescente desaparecida

Fallecida estaba amarrada de pies y manos sin heridas de bala o arma blanca

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Alajuela. El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) intentaban ayer verificar si el cuerpo de una mujer, localizado el domingo dentro de una bolsa plástica, corresponde al de una menor de 14 años, desaparecida el domingo 14 de diciembre.

El resultado de la identificación se complicó debido a que el cadáver se encontraba en estado avanzado de descomposición y no tenía ropa. Sus manos y pies estaban amarrados.

Los expertos además descartaron la presencia en el cuerpo de heridas causadas por arma blanca o de fuego.

La familia de la menor desaparecida, Wendy Vannesa Ojeda Pastrán, no quiso hablar con la prensa, pero se conoció que sus padres fueron citados ayer en la tarde a la Medicatura Forense en San Joaquín de Flores.

La Policía Judicial explicó que la reunión era para realizar algunos exámenes normales en este tipo de casos.

Francisco Pastrán, tío de la adolescente, pidió comprensión a los medios, pues, dijo, no están en condiciones de hablar ni comentar nada. “Estamos muy afectados”, expresó.

Hechos. La angustia para esta familia se inició el domingo 14 de diciembre. Ese día, Wendy fue con su madre, Fátima Pastrán, al centro de Alajuela para hacer diligencias.

Cuando estaban listas para regresar a la casa, ubicada en un sector conocido como calle La Claudia, en Río Segundo de Alajuela, la menor dijo que iría a visitar a una amiga, que vive en el barrio La Agonía.

Sin embargo, Wendy no regresó esa noche y su familiar interpuso la denuncia ante el OIJ.

Al inicio se presumió que se trataba de una fuga del hogar y que ella posiblemente se había marchado con alguno de tres posibles amigos. Uno de ellos habitaba en el barrio Guadalupe de Alajuela.

Sin sospechas. El domingo en ese sector hallaron el cadáver aún no identificado de una mujer.

Mario Loría Aguilar y Socorro Alvarado Céspedes, dueños del lote en Guadalupe donde ocurrió el hallazgo, relataron que hace dos meses, un joven de unos 18 años llegó recomendado por una vecina para pedir prestada una casa que está en construcción y que se ubica detrás de donde ellos habitan. Ellos accedieron.

Lo describieron como amable y buena gente. Se quedó hasta el jueves anterior, cuando devolvió las llaves. “Me voy porque voy a alquilar un apartamento con un primo”, recordó ayer Alvarado, que le dijo el muchacho.

Loría resaltó que ese mismo día inspeccionó la casa, pero lo único que notó fue que faltaban los bombillos.

Tres días después, el domingo al mediodía, este hombre fue a recoger limones al lote y percibió un mal olor. Al revisar, vio que habían escarbado un hueco grande, por lo que llamó al OIJ.

La Policía descartó que hubiese algo enterrado en el agujero y siguieron buscando el origen del hedor. Así, determinaron que provenía de una bolsa plástica tirada en un matorral cercano a unos seis metros.

Según Loría, nunca observaron nada anormal, pues el joven –que no tenía trabajo– entraba a la casa por un callejón colindante. “Casi nunca lo veía entrar o salir”, afirmó Loría.